Debate sobre la sociedad industrial. Marcuse, Gorz y Mallet.

Universidad negativa | 13:31 | 0 comentarios

Por Herbert Marcuse, Andre Gorz y Serge Mallet. 
Síntesis de la Primera Mesa Redonda sobre la Sociedad Industrial celebrada en México en los Cursos de Invierno de 1986. 
Publicada originalmente en Siempre!, México, Julio 1968.
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Participan en la Mesa. Redonda el profesor Herbert Marcuse, los señores André Gorz y Serge Mallet y el profesor Víctor Flores Olea, que actúa como moderador.


HERBERT MARCUSE - Voy a tratar de formular algunas tesis sobre la sociedad industrial avanzada. Primera: La sociedad industrial, como tal, no existe. Existe, sí, pero con formas diferentes, en términos de instituciones sociales y políticas: la diferencia esencial se da entre la sociedad industrial socialista y la capitalista. Pero aún dentro de estas categorías hay grados de desarrollo desigual. Segunda: La sociedad de los Estados Unidos representa un caso especial dentro del segundo grupo, por ser la más avanzada en cuanto al progreso técnico y la productividad y también, quizás, en cuanto a la organización social. ¿Es sólo una diferencia histórica o además estructural? Tercera: La presión de las contradicciones clásicas del capitalismo se sigue dando en la evolución del capitalismo avanzado, son los conflictos entre las formas de producción y su utilización restrictiva, represiva y aún destructiva. Las relaciones de producción capitalistas la obliga a ser destructiva. Cuarta: Como el capitalismo avanzado tiene que extender su poder global frente al crecimiento del comunismo la contradicción se hace más grave. Las principales manifestaciones de esta contradicción agravada son las siguientes: el neo-imperialismo y el neo-colonialismo; el incremento de la producción parasitaria, sobre todo de armamento: el predominio de la pobreza; el desempleo tecnológico. y por último las tendencias autoritarias y antidemocráticas y el militarismo. Quinta: Al mismo tiempo, se han desarrollado medios, políticas y formas de organización para contener y controlar las contradicciones. El aumento de la productividad y el progreso técnico permite concesiones bastante amplias las clases explotadas. Las manifestaciones principales de estas concesiones son un nivel de vida bastante elevado y la reducción del tiempo da trabajo. El resultado es la integración de la oposición dentro del sistema del capitalismo avanzado: su coordinación total, su unificación bajo el interés nacional. Y esa integración se hace en la forma de una democracia totalitaria. Sexta: Sin embargo, la integración sólo ha sido eficaz en los Estados Unidos. En Europa todavía no se da: allí persisten las fuerzas tradicionales de la oposición de clase. Séptima: El capitalismo avanzado sintetiza dos tendencias: el Estado del bienestar -Welfarestate- y el Estado militarista -Warfarestate-; el capitalismo de Estado y el capitalismo privado; la democracia de masas y una política autoritaria; las libertades y la explotación; el progreso técnico y la destrucción; la concentración de la riqueza y la pobreza perpetuado. Octava: Estas tendencias se reproducen en una escala cada vez más amplia. Las o fuerzas destructivas tienden a extenderse. Se intensifican las restricciones en las metrópolis y en los países atrasados. Hay pequeñas guerras escalonadas, intervenciones militares y la amenaza constante de aniquilación nuclear. Frente a estas tendencias destructivas es indispensable evaluar correctamente las fuerzas de oposición que tienen la oportunidad histórica de cambiar el sistema y preparar la transición hacia una sociedad libre. Novena: Las fuerzas de oposición pueden identificarse en las siguientes categorías: estratos subprivilegiados en países capitalistas (minorías de raza, desempleados, regiones de miseria); proletariado rural y urbano en países atrasados; estratos oposicionistas de la clase obrera en Europa; intelligenttzia oposicionista. Décima: Esta variedad de movimientos de oposición no representa a una clase homogénea, con intereses reales comunes. Se divide en términos de posiciones sociales y geográficas. Para movilizar a las diversas capas hay que organizarlas y activarlas en diversas escalas: el desarrollo de la conciencia y la dirección teórica; las reivindicaciones económicas llevadas a la acción política (contra las guerras, por ejemplo; contra la política exterior e interior; contra el surgimiento de las fuerzas autoritarias y protofascistas) ; la coordinación de los distintos movimientos de oposición en la escala nacional; la consolidación de los movimientos de liberación de los países atrasados. Undécima: La oportunidad histórica de estas fuerzas crece en la medida en que los cambios profundos del proceso de producción capitalista -sobre todo la automatización- tienden a militar contra la base misma del sistema; la economía de cambio y la propiedad privada de la plusvalía. Estas son las tendencias materiales hacia la crisis final. Pero sólo pueden convertirse en tendencias de liberación si utilizadas y dirigidas por la acción política de los grupos de oposición organizados. Actualmente, esas fuerzas de oposición están en peligro de ser suprimidas por el poder establecido en todos los países. Ese peligro es mucho más real que la posibilidad de liberación. Pero hoy no es mañana y la teoría y la práctica de liberación han luchado siempre contra la vasta . superioridad de los otros; del poder establecido. Siempre ha sido la lucha de los débiles contra los fuertes y siempre ha sido una lucha no para hoy sino para mañana.

VICTOR FLORES OLEA. -Trataré de subrayar algunos puntos de divergencia esenciales entre las tesis del profesor Marcuse y las de André Gorz. De acuerdo con las exposiciones de Herbert Marcuse parecería que el desarrollo técnico es algo represivo en si mismo. Habría que preguntarse si la técnica es represiva en sí o si ese carácter se debe a las relaciones sociales en las que se ha aplicado hasta ahora, particularmente en el sistema capitalista. ¿No conducirían las posiciones del profesor Marcuse a un naturalismo a. la Rousseau? En segundo lugar se trata de saber si el caso de los Estados Unidos sigue siendo especifico en el desarrollo de las sociedades industriales y no se puede generalizar; o si representa una etapa del capitalismo hacia la que se dirigen en un futuro más o menos próximo todos los países capitalistas.
Otra pregunta: ¿significarían las reformas puestas en práctica por el capitalismo en Francia, por ejemplo, una etapa más avanzada desde el punto de vista ideológico y de organización en relación con el capitalismo de los Estados Unidos?
André Gorz, a propósito de su modelo de estrategia obrera, plantea el problema del contra-poder, de la gestión obrera, como camino previo hacia el derrocamiento de las estructuras económicas, sociales y políticas del capitalismo. El profesor Marcuse parece afirmar que la gestión obrera o el contrapoder son siempre reformas que acaban por integrarse al sistema: no son reformas de carácter revolucionario que conduzcan hacia el socialismo. ¿Hasta qué punto existe una verdadera fuerza revolucionaria en el proletario europeo? El señor Marcuse sostiene que algunos movimientos proletarios en Europa Occidental son únicamente económicos.
Sostiene, por otra parte, que la Revolución se funda en ciertas necesidades vitales inmediatas. Si son satisfechas no hay revolución. La revolución, en términos marxistas, sería una idea pre-técnica y pre-industrial, sin aplicación en una sociedad industrial y tecnológica avanzada. Ahora bien: la sociedad de la opulencia ha satisfecho las principales necesidades vitales pero hay algunas que permanecen insatisfechas, reprimidas y se traducen por manifestaciones agresivas. Dada la atmósfera ideológica que prevalece, la clase obrera y la sociedad en general no cobran conciencia de esas necesidades vitales in-satisfechas. El profesor Marcuse cree que la tarea de los intelectuales consiste en tomar conciencia de ellas y manifestarlas, aun de una manera práctica. Por último, el señor Marcuse sostiene que la revolución no puede realizarse en ninguna parte que antes se haya producido una crisis y profunda en los Estados Unidos. puede producirse, pues, la transformación hacia el socialismo sino después de una crisis profunda en el marco de la economía de los Estados Unidos?

ANDRE GORZ - Creo que la exposición inicial que acaba de hacer mi amigo Herbert Marcuse nos ha superado a todos. Ha modificado completamente la situación. Yo siempre he considerado a Marcuse como un provocador, en el sentido de plantear y abordar los problemas de la manera más fría y más aparentemente pesimista para un marxista y un hombre de izquierda. En realidad, Herbert Marcuse es uno de esos hombres sin cuya existencia todos seríamos más pobres. Con esa manera de abordar negativamente los hechos trata de empujar a los optimistas a sus últimos reductos y de obligamos a llegar al extremo de su pensamiento.
Estoy de acuerdo con Marcuse en que los Estados Unidos prefiguran el modelo de cualquier sociedad capitalista avanzada, de la que nos espera en Europa si asistimos sólo como espectadores al desarrollo del proceso que ahora se realiza. Es decir, no somos capaces de explotar en beneficio del movimiento revolucionario las contracciones nuevas. que aparecen en el proceso de desarrollo europeo. Ese proceso -en Europa y parcialmente en América Latina- marcha en el sentido de una americanización: creciente enajenación, a pesar o a causa del progreso tecnológico; incremento de los medios de disfraz o represión ideológica de la conciencia de esas enajenaciones. Segundo punto: asistimos a la destrucción violenta del medio natural y de la huella cultural que dejó en nuestros países una sociedad pre-industrial. Se tiende a la automatización de la producción y a la tecnocratizacián creciente; a la estándarización y a un creciente dominio del individuo por aparatos sustraídos a todo control democrático. Pero las necesidades que engendra el capitalismo sólo pueden volverse compatibles con el sistema a condición de que existan partidos políticos de masas suficientemente conscientes y fuertes para movilizar esas necesidades con vista a la construcción de una sociedad cualitativamente diferente. Ahora bien, el nivel de combatividad y la capacidad de lucha están lejos de haber alcanzado la intensidad necesaria. Es un hecho que la reivindicación económica ha prevalecido sobre la lucha política. Ha habido, en Europa y Estados Unidos, más huelgas por reivindicaciones económicas, sin contenido político explícito, que movimientos de masas. Ha habido movimientos con significación política, pero que sólo al final se presentaban como tales. Se dio, por ejemplo, la gran huelga general de Valonia durante el invierno de los años 60-61, que fue evidentemente una huelga política. Duró diez días y paralizó todo el país. Su objetivo era imponer ciertas reformas de estructura anti-capitalistas. Pero no tuvo éxito porque no había un partido político de izquierda capaz de llevar al nivel de las masas la reivindicación encabezada por el movimiento sindical valón y una pequeña minoría del partido socialista belga. Durante el invierno de 1961 y el verano de 1962 se produjo la mayor huelga de la. historia europea: la de los metalúrgicos italianos, que trataba de invertir la relación de fuerzas entre la burguesía y la clase obrera. Tampoco logró un cambio total de la sociedad porque las condiciones políticas y el nivel de conciencia de los partidos políticos no eran suficientes. En el invierno de 1963 tuvimos en Francia la huelga de mineros, que fue también evidentemente una huelga política. Se dirigía contra la prohibición de esa huelga misma por el gobierno gaullista y hubiera sido fácil darle un contenido objetivamente revolucionario si hubiera habido un partido de izquierda hegemónico y poderoso. En la Compañía de Máquinas Bull, que iba a ser vendida al grupo norteamericano de General Electric los ingenieros encabezaron una huelga y tenía por objetivo la nacionalización de todo el sector de construcción electrónica.
Me referiré ahora al problema de si el desarrollo técnico es en sí represivo. Creo que una condición de la emancipación del trabajador es un nivel técnico que permita la polivalencia en el trabajo y el carácter creador del trabajo. Si los países socialistas han llegado al mismo tipo de enajenación que los capitalistas es porque han adoptado la misma división técnica del trabajo, la misma tecnología productiva. Una de las principales tareas de una sociedad socialista que pretenda pasar al comunismo es dar la prioridad a un desarrollo técnico que se haga en función del aumento de la productividad.
En cuanto a la autogestión obrera, es evidente que no puede tener un carácter liberador ni de ruptura dentro de la sociedad capitalista si no cambia la estructura política misma de esa sociedad. La lucha por la autogestión no puede tener otro fin que el cambio radical de todas las relaciones de producción, y, en última instancia, la supresión de la sociedad capitalista. Pero, como la autogestión es una reivindicación espontánea en las industrias donde la formación intelectual de los trabajadores es elevada, es fácil para un partido político propiamente revolucionario sacar partido de la exigencia de esos trabajadores de ser responsables del desarrollo técnico y la gestión económica de la industria donde trabajan.
En cuanto a saber si el capitalismo francés representa una etapa más avanzada ideológicamente que el norteamericano, la respuesta es muy delicada. Es evidente que Francia posee un Estado que organiza a .la empresa privada de la burguesía en mayor medida que otros. Y sin embargo, a la inversa, todo lo que llamamos economía concertada, integración de los sindicatos y participación de éstos en la pol1tica económica del gobierno tiene su ilustre precedente en la política rooseveltiana del New Deal. No es imposible que se dé una nueva fase del institucionalismo norteamericano y un paso posterior de los Estados Unidos hacia una forma de capitalismo monopólico de Estado con algunos rasgos como los que se juzgan progresistas en Francia.

SERGE MALLET.- Quiero referirme a tres puntos importantes acerca del porvenir de las estructuras sociales en el mundo capitalista avanzado. En primer lugar, se trata de saber si el capitalismo norteamericano representa actualmente el modelo más avanzado de desarrollo capitalista, en el sentido del desarrollo histórico, es decir, por el hecho de que las estructuras institucionales tienden a reflejar la socialización creciente de los medios de producción y de cambio, que es característica del desarrollo capitalista en su conjunto. Pienso, como Gortz, que el primer esbozo del. capitalismo de organización en el mundo fue indudablemente el New Deal, que se produjo después de la gran crisis económica y con el fin precisamente de corregir mediante la intervención del Estado lo que los mecanismos clásicos de la oferta y la demanda podían significar de catastrófico para la supervivencia misma del sistema. Pero los grandes intereses monopolistas habían alcanzado un punto tal de gigantismo que se negaban a aceptar esa intervención del Estado. Si en los europeos la situación ha sido distinta es porque allí el capitalismo de monopolio no ha alcanzado jamás las dimensiones que había alcanzado en los Estados Unidos y ninguno pudo prescindir de la ayuda del Estado. Cuando se ha tratado de llevar a determinada dimensión las infraestructuras de los medios de producción ha sido imposible en Francia, y en Italia, resolver el problema recurriendo exclusivamente al ahorro privado (en Francia, ha sido el caso de la energía eléctrica, de la red ferroviaria y las comunicaciones, el sistema telefónico, los yacimientos que aportan ahora el 50% del potencial energético francés, etc). Esto ha creado una situación institucional muy distinta de la norteamericana. El Estado norteamericano, al tratar de intervenir para coordinar la acción de las diversas fuerzas y no lograrlo del todo tiene que buscar escapatorias como la industria de armamentos, con consecuencias que plantean nuevos problemas de equilibrio interior. El capitalismo europeo, a diferencia de. norteamericano, sí es un capitalismo do: organización. En relación con esto ha. que preguntarse cuál es la verdadera naturaleza del neo-capitalismo. Para algunos teóricos es una solución definitiva, un sublimación de las tendencias bárbaras del capitalismo, un modelo de sociedad organizada, destinada a perdurar indefinidamente. Yo creo que es una situación de transición, en la que el capitalismo tiene que aceptar la intervención del capitalismo de Estado para salvaguardar esencial de la economía de las utilidades pero en la que, al mismo tiempo, se desarrollan tendencias que, si son explotadas políticamente por sus adversarios, pueden volverse -contra la naturaleza misma del régimen capitalista. No creo que el neo-capitalismo sea una prueba de superioridad del sistema capitalista en un momento dado sino, al contrario, la manifestación de que no ha podido superar sus contradicciones .recurriendo sólo a las técnicas propiamente capitalistas de producción. Es una transacción entre las exigencias del desarrollo social creciente de las fuerzas productivas, la socialización cada mayor de la producción y el carácter privado de la propiedad de los medios de producción, demuestra que es una tentativa por resolver esas dos contradicciones. que es, al mismo tiempo, la prueba. de no es posible desarrollar armónicamente los medios de producción en el marco mismo del régimen capitalista y de sus principios. Y esto tiene una consecuencia extrema sobre las capas sociales explotadas por el capitalismo.
Quiero referirme además al aspecto de las contradicciones inter-imperialistas. Creo que sería peligroso estudiar el sistema neo-capitalista como un modelo que se desarrolla de una manera lineal, de un país sobre otro país, sin tener en cuenta la agravación de las contradicciones inter-imperialistas en los últimos años. Con frecuencia se ha planteado un esquema simplista según el cual el mundo se dividía en dos campos, los ricos y los pobres, los países desarrollados y los pueblos proletarios. En realidad los casos no son jamás tan simples y uno es siempre el subdesarrollado de alguien. Es decir, si hay enormes diferencias de desarrollo entre los países capitalistas de Europa Occidenta1 y los países subdesarrollados, también es verdad que, en cuanto a las fuerzas productivas, hay enormes diferencias entre los países capitalistas europeos y los Estados Unidos. En cierta medida, la misma política imperialista de los Estados Unidos hacia los países subdesarrollados se manifiesta hacia los países menos desarrollados que los Estados Unidos. Ahora bien, mientras los capitalismos europeos se sienten en una posición relativamente expansionista y tratan de abrirse hacia nuevos mercados, desarrollar en cierta medida un imperialismo europeo, son incapaces de oponerse a la penetración en sus propios territorios del capitalismo norteamericano que conquista cierto número de empresas fundamentales. ¿Qué sucede entonces? Que los Estados capitalistas europeos tienen que asumir la defensa, que esos capitalismos son incapaces de asumir por sí solos, contra el capitalismo norteamericano que los amenaza y que tiende a subordinarlos. El Estado tiene que controlar cada vez más a las fuerzas productivas y limitar la autonomía de los grupos capitalistas en la medida que sabe que no pueden resistir con eficacia a los intentos de penetración del capitalismo norteamericano y que, por tanto, tenderán a aliarse ellos y a convertirse en "compradores" del capitalismo norteamericano. La penetración del capitalismo norteamericano en Francia en los últimos años ha sido comprada a los capitalistas franceses, que han recibido una compensación: acciones que no les daban poder de decisión pero sí utilidades dentro de las sociedades norteamericanas. Así, las contradicciones inter-imperialistas suponen un fortalecimiento de las tendencias planificadoras, estadistas, dentro de los sistemas europeos y supone la agravación del conflicto entre el sector del capitalismo de Estado y el sector del capitalismo privado.
No creo que estas contradicciones sean suficientes para desarrollar por sí solas a situación revolucionaria en los países Europa Occidental. Sólo afirmo que crean posibilidades importantes para los movimientos socialistas y obreros en los países de Europa Occidental, a condición naturalmente de que sepan aprovecharlas.

FLORES OLEA.-Corresponde ahora la palabra al profesor Marcuse, que responderá a algunos de los puntos que se le han planteado.

HERBERT MARCUSE.- Antes que nada, quiero defenderme radical y violentamente contra un malentendido bastante grave: no he dicho jamás que el desarrollo técnico, como tal, sea una fuerza represiva o regresiva. He dicho en varias ocasiones que es sólo el empleo dado a la tecnología el que engendra las tendencias represivas y destructivas en la sociedad industrial. No deseo una regresión a una etapa anterior a la tecnología, pero me gustaría dirigirla hacia una sociedad en que las necesidades verdaderamente humanas controlen la productividad y se rompa el lazo entre la productividad y la destrucción.
Diré ahora algunas palabras acerca de la exposición de mi amigo Gorz. Si Gorz quiere decir que la verdadera autogestión es la revolución misma, estoy totalmente de acuerdo con él. Mis dudas se refieren a la autogestión aislada, dentro de una sociedad capitalista que no se modifica.
En cuanto al papel de los intelectuales, encuentro grandes semejanzas con la primera mitad del siglo XIX, en los tiempos de Marx; es una tarea de educación, de desarrollo de la conciencia.
En cuanto a las reivindicaciones· políticas en Europa, sigo sosteniendo que no han logrado modificar, en el menor grado, el asalto del capitalismo norteamericano o la cohesión del capitalismo francés. Y esto se debe a que no existe la base de masas: esto no quiere decir que no pueda crearse y el trabajo de crearla corresponde precisamente a hombres como mi amigo Gorz, Mal1et y quizás, en mucho menor grado, esa es también mi tarea. En cuanto al hecho de que técnicos e ingenieros hayan encabezado huelgas ¿no significa que la fuerza impulsara de esas· huelgas era la. racionalización de la productividad misma más que la transición a una sociedad socialista?
Por lo que se refiere al desarrollo capitalista en Estados Unidos, no estoy de acuerdo con Mallet. Pienso que el estado de organización del capitalismo norteamericano es mucho más fuerte y estable bajo el gobierno de Johnson de lo que fue en el de Roosevelt. Toda la economía norteamericana depende ahora del gobierno. y yo me pregunto si no es precisamente la fuerza, la cohesión del capitalismo norteamericano lo que hace que no sea necesaria una mayor organización que la ya existente.
El último punto ha sido el de las contradicciones internas del imperialismo. Mallet dice que se han agravado. Yo no lo creo. Yo creo que esas contradicciones pueden resolverse dentro del marco global del sistema.

VICTOR FLORES 'OLEA.-Me gusta aria subrayar algunos puntos que podrían discutirse: el problema de las oportunidades revolucionarias en Europa y en el Tercer Mundo y el de las relaciones posibles entre los movimientos revolucionarios de los países avanzados y los de los países subdesarrollados.
Otra cuestión: ¿está le revolución fatalmente ligada a las necesidades vitales inmediatas, a la pobreza extrema, o puede pensarse en un cambio radical de las estructuras sociales en un país tecnológicamente avanzado? ¿En qué medida y en qué dirección?
¿Qué problemas plantea, el paso al socialismo en un país como los Estados Unidos y dentro del marco de una organización neocapitalista como en Francia?

ANDRE GORZ.-Trataré de abordar el problema de la posibilidad de una coordinación entre las luchas en los países capitalistas avanzados y el Tercer Mundo, No estoy de acuerdo con mi amigo Marcuse en cuanto a que falte la base de masas para la reivindicación política en Europa. Yo diría que existe esa base, pero falta, o existe insuficientemente, o está en crisis el partido hegemónico capaz de dar una salida a las posibles luchas de masas. Creo también que las reivindicaciones de masas han negado a poner en crisis al capitalismo en Europa, sin tener la madurez suficiente para aprovechar en su favor esa crisis. En Bélgica, Francia e Italia ha obligado al gobierno a tomar medidas que han modificado el funcionamiento del. sistema capitalista. Hay que preguntarse si los gobiernos no lograrán hacer más tolerable la economía capitalista hasta el punto de cortar las posibilidades a los movimientos socialistas. La manera de evitarlo es explotar las victorias parciales de las masas, haciéndoles sentir que tienen un poder sobre la política, el gobierno y el Estado y que el problema no puede resolverse en el marco del régimen existente.
Yo creo que a los movimientos socialistas y obreros de Europa les faltan filósofos en un sentido amplio, es decir hombres capaces de hacer la síntesis de las necesidades histórico-vitales en una perspectiva totalízante, es decir, en la perspectiva global de una sociedad con sentido para los individuos que se da como una alternativa evidente a la sociedad actual.
Sólo así podemos escapar al peligro de la soluciones tecnocrátícas o de capitalismo de organización.
En cuanto a los antagonismos inter-imperialístas, pienso que son importantes porque ofrecen armas y posibilidades a los países dominados para neutralizar a un imperialismo con otro. Cuando se le hizo al general De Gaulle un gran recibimiento en México lo que se aplaudía era que su política exterior ofrecía a América Latina posibilidades de maniobra que nunca había tenido respecto de los Estados Unidos. En este punto aparece una dificultad: ¿cómo coordinar la lucha anti-imperialista en el exterior con la lucha de movimiento socialista y obrero en el interior si países anti-imperialistas como algunos de América Latina, China o la URSS aprueban, a veces sin reserva la política gaullista? En mi opinión, la solución sólo puede buscarse en la superación de la política anti-imperialista de un capitalismo de monopolios como el capitalismo francés. Para el movimiento socialista de Europa es importante no ir rastras de una política anti-norteamericana como la gaullista sino, al contrario desbordarla y mostrar, primero a nosotros mismos y después a ustedes, que la acción anti-imperialista dirigida contra los Estados Unidos no puede tener realmente eficacia sino cuando deje de ser la imagen escondida del capitalismo monopolista francés. Es evidente que los países de Europa Occidental no podrán constituir un apoyo contra la dominación norteamericana sino cuando sigan una política que tienda a resistir en el interior a esa dominación y cuando tengan el suficiente poder económico como para suplantar a los Estados Unidos en los mercados de los países subdesarrollados; ofreciéndoles los bien de equipo y de industrialización que necesitan. El modelo de desarrollo monopolista es nefasto para todos porque, al dar prioridad a bienes no esenciales, se deja dominar por el capitalismo norteamericano en cuanto a los bienes de equipo esenciales.
Por último, creo que las necesidades tales están históricamente condicionadas ,es decir, que en un momento dado pueden ser percibidas como necesidades vitales algunas que no la habían sido anteriormente. Y no hay ninguna razón para pensar que esas necesidades, que no tienen que ser precisa y únicamente la miseria, la pobreza extrema, no puedan llegar a fundamentar reivindicaciones explosivas una voluntad revolucionaria, siempre un partido de masas las haga conscientes. Ese partido tiene que poseer una conciencia filosófica capaz de proyectar toda una cultura y una civilización diferentes a partir de la existencia de esas necesidades.

SERGE MALLET - En cuanto a las necesidades vitales, nunca están satisfechas cuando los hombres ven que frente a ellos existen modelos de vida superiores. No se trata de saber que uno vive menos bien que otros: eso que vivieron los padres; el problema está en saber que uno vive menos bien que otros: eso es lo que se resiente. En la medida. que se satisfacen las reivindicaciones elementales pueden surgir y sólo entonces, las reivindicaciones más elevadas. Actualmente las fuerzas que, dentro del movimiento obrero, plantean las reivindicaciones más avanzadas son las organizaciones sindicales de los sectores técnicos más avanzados a su vez. Se trata de un estrato de la clase obrera que, a través del progreso tecnológico, ha reconquistado la noción de ser productores de riquezas y de contribuir de una manera decisiva a la producción de la riqueza social. Y esa conciencia tropieza con la estructura capitalista y tecnocrática del tema en que se encuentra. Se trata como decía Marcuse, de operar una racionalización del proceso de producción pero esa racionalización entra en contradicción con el carácter privado de los medios de producción que no siempre supone la racionalización de los medios de producción. Esas reivindicaciones avanzadas tienen así siempre un carácter de impugnación “política" de las estructuras sociales. Son los estratos situados en el punto de desarrollo más avanzado del capitalismo de organización los que pueden llegar a impugnarlo. Sólo puede impugnarse aquello que uno puede conocer y que uno puede combatir. El hecho de que una fracción de la clase obrera sienta que dispone de armas fuertes, que puede asumir la gestión de sus instrumentos de producción, le permite cobrar conciencia de una posibilidad de reivindicaciones. Al tomar en cuenta a las fuerzas que pueden asegurar a impugnación del sistema neo-capitalista, no sólo hay que pensar en las que tienen más interés en apariencia, objetivamente, por impugnar al régimen; hay que pensar más bien en los sectores que se sienten capaces de hacerlo más eficazmente: son ellos los que pueden tener la "conciencia" de la acción y sentirla como una necesidad. Los hombre que no sienten la posibilidad de cambiar las cosas las aceptan pasivamente. Las fuerzas revolucionarias dentro del movimiento obrero no han sido nunca los estratos más pobres de la población, porque esos estratos han estado aplastados por la miseria y sólo cuando, en una guerra, se les han dado las armas han podido intentar la revolución: la revolución de los sectores más pobres es la revolución de los soldados, porque .al obtener los fusiles han obtenido una capacidad de acción.

HERBERT MARCUSE - Mi amigo Gorz ha dicho que, como filósofo, me correspondía una pequeña función en esta situación. Por eso me gustaría plantear la cuestión en un nivel más abstracto y general. ¡Quiero plantear una vez más de una manera "provocativa"!
¿Qué puede ofrecer el socialismo a la población de los países avanzados? Sé muy bien que hay miseria y pobreza pero supongo que el capitalismo organizado puede resolver o al menos enfrentarse al problema y extender gradualmente los beneficios de un nivel de vida más elevado a los estratos de la población antes sub-privilegiados. ¿Cuáles son los beneficios que puede aportar el socialismo en esa situación? La satisfacción de las necesidades vitales y aún de las culturales puede ser muy bien una tarea que puede resolverse dentro del marco del capitalismo avanzado. ¿Cuál es la diferencia esencial entre el socialismo y el capitalismo avanzado? Naturalmente, la libertad. Según Marx, no es sólo la satisfacción de las necesidades lo que constituye la "pre-condición" de una sociedad verdaderamente socialista sino más bien la autonomía de las necesidades. Los individuos mismos determinan cuáles son las necesidades que hay que satisfacer y, como individuos autónomos, desarrollan necesidades totalmente nuevas. ¿ Cómo evitar la atracción del modelo monopolista? ¿Cómo dirigir al socialismo, desde el principio, hacia la autonomía del individuo? La pregunta fundamental es la siguiente: ¿Cuáles son las necesidades que deben ser satisfechas después de la satisfacción de las necesidades vitales? ¿Cuáles son las necesidades de una sociedad verdaderamente libre? ¿Quién va a determinar la jerarquía de las necesidades? He dicho que los individuos autónomos mismos. Pero los individuos autónomos no existen al principio del socialismo. El socialismo comienza con todas las marcas de las generaciones anteriores, del capitalismo y la represión. Al principio, las necesidades son siempre las mismas, vitales y culturales: las necesidades capitalistas. Creo que al principio es inevitable un período de coerción, de educación radical, para permitir el desarrollo del socialismo hacia una sociedad verdaderamente libre y ese período de educación es más esencial y más importante frente a las realizaciones del capitalismo avanzado. ¿Cuáles son, pues, los intereses y aun las personas que pueden dirigir un período de educación hacia el objetivo de una sociedad verdaderamente libre? Esta es la pregunta que quiero plantear a mis colegas.

SERGE MALLET -Me gustaría estar seguro de haber entendido con claridad lo que usted quiere decir. Porque me parece que está poniendo en duda el valor de los movimientos que, por parciales que sean, tienden a manifestar: de una manera autónoma tendencias contrarias a las que desarrolla la sociedad capitalista. Por ejemplo, cuando los jóvenes rechazan los alojamientos de esos enormes conjuntos construidos para que los trabajadores duerman antes de irse a trabajar, están oponiéndose y manifestando una exigencia autónoma de libertad que tiende a no condicionar el alojamiento a las necesidades del trabajo. Y todo lo que tiende a impugnar las estructuras tecno-burocráticas de la empresa manifiesta una actitud autónoma. Creo que hay que coordinar el conjunto de esos esfuerzos autónomos e integrarlos en un contexto más amplio. Pienso que la toma de conciencia del socialismo consiste precisamente en plantear ahora, en la sociedad capitalista tal como existe, el conjunto de esos impulsos autónomos que son impugnaciones del régimen capitalista.

HERBERT MARCUSE -¿Cuáles?

MALLET.-Pues ... pues ... Me refiero a todas las que conciernen a la organización de la vida social, a la organización de la vida urbana ...

MARCUSE.-¿Qué "necesidades" autónomas?

MALLET.-He citado ejemplo: Pero todas las necesidades relativas a la vez al papel del hombre en la producción. Por otra parte, desde el punto de vista del modelo de consumo: que puedan escoger modelos de consumo distintos de los que les impone la sociedad. Se está dando· un caso muy peculiar por lo que se refiere a los "ídolos" de los jóvenes: entre la juventud norteamericana, lo mismo que en Francia, son gente como Bob Dylan, que precisamente impugnan las estructuras de la sociedad en lo que tienen de fundamental, los que se han convertido en ídolos de lo jóvenes. ¿No se trata de una actitud autónoma que impugna el modelo de vida conformista norteamericano?
Usted dice que, al pasar al socialismo, hay que atravesar por una fase coercitiva-educativa durante la cual habrá de decidir soberanamente cuáles son las necesidades y aspiraciones "autónomas" de la gente, ¿Quién va a decidirlo? ¿Los patronos? ¿La clase dirigente'? ¿Los jefes políticos? ¿El grupo dirigente del Partid'? ¡Ya conocemos eso!

MARCUSE.- ¡No necesariamente!

MALLET.-¡Ah! Entonces ¿quién va a decidirlo? ¿Quién va a enseñar a la gente a tener otras necesidades? ¿Quién va ti decidir cuáles son esas necesidades?

MARCUSE.-Los individuos democráticamente controlados.

MALLET.-¿Controlados por quién? ¿Qué es una fuerza coercitiva?... Le aseguro que me produce mucho miedo ...

MARCUSE.-Controlados por ellos mismos.

MALLET.-Por una parte, usted pone en duda la posibilidad de tener, dentro del sistema capitalista, tendencias autónomas que impugnan el modelo y, por otra, nos construye usted, para después de instaurado el socialismo, una especie de Kultur-Kampf, de lo que hasta ahora hemos tenido ejemplos bastante funestos, Precisamente en la Unión Soviética se produjo una desviación porque se decidió que había que reeducar a la gente y pasarla por un tamiz. ¡Los resultados no redundaron en la autonomía de la decisión de los productores!

MARCUSE.-Por la dictadura sobre la población.

ANDRE GORZ.-Herbert Marcuse dicho algo muy importante: que el capitalismo avanzado puede esperar mejorar el nivel de vida de los estratos subprivilegiados para hacer tolerable su situación. Pero hay etapas en que no puede hacerlo y en que la reivindicación en torno al nivel de vida es incompatible con el equilibrio en ese momento dado, de la sociedad capitalista en cuestión. Prefiero no hablar en general sobre este punto. Me referiré a que sucede actualmente en toda Europa Occidental, donde nos encontramos en un periodo de equilibrio del capitalismo que es incompatible con la satisfacción de las las reivindicaciones, aun las estrictamente materiales y salariales que presenta el proletariado. En varias ocasiones, el capitalismo europeo ha sido puesto en crisis. simples reivindicaciones salariales referentes al nivel de vida: fue el caso de Francia de 1955 a 1957, cuando la presión obrera hizo subir los salarios hasta destruir el equilibrio del capitalismo francés, Lo mismo ocurre actualmente en Alemania donde, por la simple presión sindical, los salarios han subido con tanta rapidez que la inflación, el alza de precios, ha desequilibrado la economía alemana y ha provocado un déficit de la balanza comercial y obligado al gobierno alemán a lo que llama una política deflacionista. O sea que, a pesar del capitalismo de organización, el movimiento obrero puede empujar contra la pared al sistema capitalista, es decir, hasta el punto en que tiene que tiene que someterse o reaccionar. Y lo grave es que hasta ahora la reacción de la burguesía es más fuerte que la voluntad de contraofensiva del movimiento obrero. Después haber empujado al capitalismo al borde de de la crisis, el movimiento obrero no ha sido capaz de ofrecer una solución alternativa que permita resolver la crisis a su favor, en vez de hacerlo de una manera que supone una derrota para el movimiento obrero. En toda Europa Occidental y también en el continente americano se desarrolla, en la etapa actual -que en mi opinión va a durar bastante- una ofensiva de la burguesía y del Estado, contra la autonomía del movimiento obrero y en especial contra la autonomía sindical. En esta fase, que en mi opinión puede durar de diez a quince años, existe para el movimiento una posibilidad real de elaborar una política alternativa que se impone como una necesidad desde el punto de vista mismo de la reivindicación puramente salarial. Es decir, que es posible actualmente para los partidos obreros de Europa mostrar muy claramente a los trabajadores que no pueden obtener ni siquiera un 5 por ciento de mejoramiento del nivel de vida al año sin modificar radicalmente todo el proceso de acumulación de la sociedad capitalista.
En cuanto a la autonomía de las necesidades, lo más importante es efectivamente la cuestión de las prioridades. Y yo creo que no puede solucionarse mediante la dictadura platónica. Las necesidades profundas sólo pueden ser determinadas por la ausencia de una centralización de la reivindicación, es decir, mediante .la elaboración constante y la discusión permanente entre los individuos, allí donde están agrupados, acerca de los objetivos, las necesidades que quieren ver satisfechas en tanto que forman grupos y que existen en común. Y esas necesidades se refieren principalmente a la cultura auténtica, ligada a la cultura del trabajo. En el periódico Le monde apareció recientemente una Tribuna libre firmada por un equipo de comunistas franceses que trabajan en el sector nacionalizado y que subrayaban el hecho de que las necesidades más urgentes y más importantes que había que plantear en ese· momento eran las que llamaban las "necesidades inmateriales".

HERBERT MARCUSE.-Yo sostengo que hay una sola necesidad que el capitalismo no puede satisfacer jamas -ni el capitalismo organizado ni el capitalismo de Estado- y es la necesidad de libertad individual, de autonomía individual. Esa es la necesidad fundamental y es una necesidad social. Sólo una sociedad basada en la libertad, en la autonomía individual es una sociedad socialista. Pero ¿qué puede hacerse si los hombres han sido educados y controlados de tal manera que prefieren el bienestar material a la libertad? En ese caso, hay que destruir primero la represión misma y ese no es un proceso muy democrático. No he pensado en la dictadura de una burocracia ni siquiera en la dictadura de los filósofos. Pero creo realmente que puede educarse a cada individuo para que se convierta en filósofo. La filosofía no es en ese caso un privilegio sino una necesidad vital. Pienso en la dictadura de los individuos libremente asociados contra las fuerzas represivas, aun en el seno del propio socialismo.

VICTOR FLORES OLEA.-No necesito subrayar la importancia extrema de este ciclo de conferencias que ha tenido lugar en la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales. Tanto las conferencias como la Mesa Redonda han versado sobre los problemas más importantes de la sociedad actual.


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