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Por Uwe Bergmann
Digitalizado de La Rebelión de los estudiantes. Editorial Ariel. 1976.
Título original: Historia del movimiento estudiantil
_____________________________________________________________________________
INTRODUCCIÓN
Con este capítulo se
pretende dar una visión de conjunto de la historia de la FU* de
Berlín y de los más recientes acontecimientos ocurridos en ella. No
es un tratado que pueda satisfacer las exigencias del gremio
historiador. Tiene que servir ante todo para ofrecer al lector la
posibilidad de una orientación en el sucederse de los
acontecimientos: al leer los capítulos siguientes, en los cuales los
hechos se exponen más de una vez al margen de la cronología, desde
el punto de vista de la problemática sistemática, el lector podrá
retrotraerse a este capítulo para fechar los datos. Pues la sucesión
temporal y la conexión política de los acontecimientos históricos
no son cosas idénticas. Por eso, y a pesar de estar constreñido a
una cronología esquemática, este capítulo, a través, sobre todo,
de la selección impuesta por la brevedad, intenta exponer los
acontecimientos y su sucesión de tal modo que se presenten en la
concreta lucha de los estudiantes de la FU los problemas principales
de los que se ocupan los capítulos siguientes sistemáticamente y
con la intención de elaborar y explicitar las perspectivas
político-sociales de la rebelión de los estudiantes.
*
FU: Freie Uníversitat [Universidad Libre]. (Las notas introducidas
por asterisco pertenecen al traductor.)
LA FUNDACIÓN DE LA
FU DE BERLIN
El 29 de enero de 1946
la administración militar soviética (AMS) y la administración
central alemana de la educación popular reinauguraron la universidad
de Berlín en los edificios de la vieja universidad de
Federico-Guillermo, en el sector soviético de la ciudad. Los tres
aliados occidentales parecieron desinteresarse relativamente del
proyecto.
Aunque no se podía
hablar aún de autoadministración universitaria en aquella época,
de todos modos los profesores y los estudiantes podían ya dar por
supuesto que, tras un breve período de transición, la universidad
de Berlín conseguiría el estatuto de una corporación de derecho
público. En 1945 había habido ya conatos de autoadministración
estudiantil, al formarse la Comisión Central de los Estudiantes de
Berlín, que poco tiempo más tarde se disolvió en el marco de la
administración cultural de la zona de ocupación soviética (ZOS).
El Grupo de Trabajo Estudiantil que se constituyó muy poco después,
y fue la única organización estudiantil autorizada en la
universidad de Berlín, se concibió a. sí mismo como precedente
directo de una representación estudiantil que había que elegir. A
partir de 1946 se eligió en esta universidad un consejo estudiantil,
con muy alta participación en el voto: 75 por ciento. La gran
participación que se tuvo también en los semestres sucesivos* se
explica probablemente por el número relativamente reducido de
estudiantes, los cuales constituían una unidad fácil de dominar con
la mirada y en la cual fueron muy pronto conocidos los pocos
estudiantes políticamente activos. Aunque las posibilidades de
influencia del consejo estudiantil eran escasas y, además, no
estaban fijadas estatutariamente de ningún modo, el organismo
intentó intensamente y con algún éxito influir por lo menos en
asuntos de becas y admisión en la Universidad.
*Durante el año, la universidad alemana desarrolla tradicionalmente
dos cursos «<semestres», uno de invierno, que dura poco menos de
seis meses, y otro de verano que dura tres meses.
Con objeto de evitar que
el estudiantado se compusiera, como había ocurrido hasta entonces,
de hijos de familias burguesas en su mayor parte, la universidad de
Berlín prefirió en muchos casos las solicitudes de jóvenes de
familias obreras y campesinas, así como de familias con un pasado
antifascista. Como las plazas eran limitadas, este procedimiento
produjo numerosos casos difíciles que suscitaron la crítica de los
represeantantes estudiantiles. Además, en todas las universidades de
la ZOS, también en Berlín, se ordenó la práctica de cursos
obligatorios de tema político-social, al principio bien acogidos por
el estudiantado porque representaban un elemento cualitativamente
nuevo en la universidad alemana. Pero cuando el SED* fue poniendo la
fidelidad de los docentes al partido por encima de su calificación
científica, los estudiantes reaccionaron con desinterés y con
disgusto a aquellos cursos. Esta crítica encontró su portavoz en la
revista estudiantil Colloquium, fundada en 1947 con licencia
americana y que por esos años publicó constantemente informes
críticos acerca de la situación en las universidades y escuelas
superiores de la ZOS.
Los conflictos así
iniciados estallaron abiertamente el 18 de abril de 1948, cuando el
presidente de la Oficina de Educación Popular, Paul Wandel, comunicó
a los directores de Colloquium, Otto Hess (SPD) y Joachim
Schwarz (CDU),** así como al colaborador Otto Stolz (SPD), que
quedaban tachados de la lista de los estudiantes «por haber
lesionado con su actividad publicística la decencia y la dignidad de
la universidad». El consejo estudiantil protestó contra esa
expulsión sin procedimiento disciplinario, pero no encontró
prácticamente apoyo entre los miembros del cuerpo docente. Varios
profesores llegaron incluso a aprobar explícitamente la medida
contra los estudiantes, porque entendían como grave falta de
disciplina lo que había sido el pretexto de la expulsión, a saber,
una nota de Colloquium sobre el atuendo y el comportamiento de
funcionarios durante una solemnidad académica.
*
SED: Sozialistische Einheitspartei Deutschland [Partido Socialista
Unificado de Alemania].
**
SPD: Sozialdemokratische Partei Deutschland [Partido Socialdemócrata
de Alemania]; CDU: Christlkh-Demokratische Union [Unión
Cristiano-Demócrata).
Como consecuencia de
esos hechos, el 23 de abril de 1948 se reunieron en el Hotel
Esplanade, sector oeste de la ciudad, más de 1.000 estudiantes y
exigieron una universidad nueva y libre. En esa asamblea el jurista
profesor Landsberg aseguró a los estudiantes que intervendría en
favor de sus reivindicaciones ante la asamblea municipal. Ya hacía
tiempo que el SPD quería fundar una universidad sustraída al ámbito
de influencia del SED y de la AMS. La comisión de política cultural
de la fracción parlamentaria del SPD negociaba desde 1947 con las
autoridades dé ocupación británicas la ampliación de la TU.* En
el acta de una de aquellas reuniones se lee que «la situación
actualmente producida por la expulsión de los tres estudiantes se
tiene que aprovechar de todos los modos imaginables para realizar la
exigencia de una universidad independiente en Berlín».
El 11 de mayo la
asamblea municipal decidió por 83 votos a favor, 17 en contra y 5
abstenciones la construcción de una universidad en Berlín-oeste.
Aunque la AMS vetó la resolución, el SPD particularmente siguió
negociando con los británicos y los americanos acerca de la
posibilidad de una nueva universidad. Como las autoridades americanas
preparaban planes análogos ya desde 1946, pudieron prometer en
seguida a los negociadores edificios de la antigua Sociedad Kaiser
Guillermo, situados en Berlín-Dahlem, y un apoyo financiero de
1.900.000 marcos procedentes de periódicos con licencia americana.
*TU:
Technische Universität [Universidad Técnica]
Una asamblea, presidida
por el alcalde Reuter y el posterior rector de la FU Redslob, eligió
el 19 de junio una comisión preparatoria que se enfrentara con los
problemas prácticos de la fundación de la universidad. Un mes más
tarde esta comisión dirigía a la opinión pública un llamamiento
para que apoyara el proyecto.
Hasta aquel momento las
autoridades americanas habían sido bastante reservadas, con la
esperanza de mantener abierta una posibilidad de acuerdo con la
comandancia soviética, pero el bloqueo realizado por los soviéticos
les permitió poner finalmente en práctica sus planes de creación
de instituciones propias pro-occidentales. El general Lucius D. Clay
se puso entonces abiertamente en favor de 'la fundación de la FU.
La nueva magistratura de
Berlín-oeste, constituida en septiembre de 1948, tras la división
de la ciudad, por el SPD, la CDU y el FDP* aprobó el 4 de noviembre
el· 1948 los estatutos de la FU. El 15 de septiembre recibieron las
primeras solicitudes de admisión, y una semana más tarde se
decidían las primeras admisiones. La inauguración solemne se
celebró el 4 de diciembre en el Titania-Palast; la FU empezó sus
cursos el semestre de invierno de 1948-1949 con 2.140 estudiantes
matriculados.
Los estudiantes de
Berlín occidental, al igual que In población, tenían una
consciencia política precisamente antitotalitaria, pero su expresión
política era meramente anticomunista. En la amenazadora situación
del bloqueo, antitotalitarismo y anticomunismo parecían lo mismo, y
toda diferenciación resultaba superflua. Del mismo modo que el
estudiantado de la FU resultaba solidario, con independencia del tipo
de compromiso político de cada cual, cuando se trataba de admitir
privilegiadamente en su centro a estudiantes rechazados por la
universidad de Berlín, así también se unieron contra la amenaza
«común» las instituciones políticas y públicas incluidos los
sindicatos. A este respecto se lee en las actas del V Congreso local
del SPD, celebrado en 1948: «el informe de la presidencia presentado
por Kurtt Mattick trató de la orientación y el principio de la
táctica para Berlín. Mientras que en Alemania occidental aparece en
primer término la pugna política de clase, ésta queda recubierta
en Berlín por la necesidad de una lucha común por la libertad».
*
FDP; Frei-Demokratische Partei Deutschland [Partido Liberal
Democrático de Alemania].
No sólo de Berlín-este
llegó crítica al espíritu anticomunista de la FU. En el periódico
de la universidad de Gotinga escribía Horst Ehmke en 1949: «No nos
ocultemos que la cruzada anticomunista del oeste -en la cual la FU de
Berlín ha asumido la función de estandarte académico- se debe en
gran parte a la inseguridad y la perplejidad de occidente». El
profesor Peters, diputado demócrata-cristiano en el parlamento
municipal de Berlín-este y decano de la Facultad de Derecho de la
universidad de Berlín-este, calificó a la FU de «universidad de
guerra» cuya misión consiste en destruir la universidad que se
encuentra en el otro sector de la ciudad. y Ernst Tillich advirtió
en el Telegraph: «La fundación de una universidad no puede
deberse sólo a la voluntad de defensa política. La contraposición
al comunismo es tan insuficiente como lo fue en su tiempo el
antifascismo».
EL “MODELO BERLINÉS”
La función de las
universidades alemanas durante el dominio fascista y las propias
experiencias de los fundadores de la FU con el stalinismo condujeron
a la exigencia de una reforma, ya más que oportuna, de la
universidad y de los estudios. La salida de la universidad de Berlín
y el experimento que era la FU representaron para gran parte de los
estudiantes la realización de una universidad democrática en la que
poder estudiar y actuar con libertad en la ciencia y la política,
sabiendo que no es posible el trabajo científico sin una reflexión
libre acerca de las condiciones políticas del mismo, acerca de la
determinación de la función de la universidad en la sociedad. Uno
de los estudiantes fundadores, KIaus Heinrich, se expresó al
respecto del modo siguiente en un discurso radiado:
La
nueva universidad se llama libre porque ha sido fundada contra la
coacción; jamás se cansará de repetir esto aquel que haya
contribuido a fundada o que haya asistido a su fundación. Coacción
era para nosotros entonces la quintaesencia del período nazi, era la
coacción inmediata, la que aplasta físicamente, y. la mediata, la
que escinde la lengua y funciona sin ruido. Y ahora la coacción y la
constricción se nos presentan en el centro de la nueva y vieja
universidad, en el centro de la ciudad arrasada [ ... ] Aquí,
pensamos entonces, en esta FU de esta ciudad de Berlín, vamos a
poner el comienzo de la gran reforma general de la universidad. La
desconfianza que nos manifestaban los demás nos enorgullecía.
Veíamos nacer lo que no surgía en ningún otro lugar de Alemania;
no, desde luego, en las universidades de las tres zonas que
intentaban renovar In vieja comunidad, la comunidad restauradora de
las viejas corporaciones estudiantiles, pero sin admitir derechos de
intervención algunos de los estudiantes en su corporación; ni
tampoco en las universidades de la otra zona en la que ya nos estaba
prohibido entrar y que tenían sus propias formas de una restauración
de la coacción [...] Nos considerábamos vanguardia de las
universidades alemanas.1
Conatos de una nueva
idea se manifestaban en la autoconsciencia de la FU. «Comunidad de
docentes y discentes» tenía que significar que todos los miembros
de la universidad, los docentes, los ayudantes, los estudiantes, son
colegas y colaboradores con los mismos derechos en la producción
universitaria de la ciencia. Los estudiantes estaban representados
con voz y voto en todos los gremios decisorios de aquella universidad
aún pequeña. Las opiniones divergentes no se eliminaban al
principio mediante votación formal, sino que se clarificaban en
discusión colectiva. La universidad estaba dispuesta a entender como
cosa propia la iniciativa y las ideas de los estudiantes. Las
corporaciones estudiantiles tradicionales, restablecidas como
elemento de restauración político-social en las zonas occidentales,
estaban estatutariamente prohibidas en la FU y no podían actuar en
ella.2 Además del reproche de ser una «universidad de guerra» y
del intento, incomprensible para muchos catedráticos, de reconocer a
los estudiantes un derecho de voto institucionalizado, la recusación
de aquellas ligas estudiantiles «tradicionales» fue una de las
objeciones capitales presentadas por las universidades del oeste
alemán contra el experimento berlinés. Como la FU creció muy
deprisa y se vio, por lo tanto, necesitada de la afluencia de
catedráticos del oeste, y como por miedo de quedar aislada aspiraba
al reconocimiento por las universidades de Alemania occidental, muy
pronto las decisiones y los nombramientos no se atuvieron a las ideas
de reforma presentes en los comienzos de la FU, sino que se movieron
en el sentido de una adaptación a las universidades alemanas de la
restauración en el oeste. En este proceso de adaptación que se
insertaba en la integración política y social, cada vez más
intensa, de la ciudad en la República Federal de Alemania (RFA), las
reformas ya conseguidas en la FU resultaron, por el contrario,
incómodos obstáculos. Particularmente la Facultad de Derecho sufría
una grave falta de catedráticos, pues ninguno de los de la
universidad de Berlín había acudido a la FU, y los juristas de la
Alemania occidental no mostraron durante largo tiempo tendencia
alguna a enseñar en aquella universidad. La Facultad de Derecho fue
la primera en eliminar el derecho de voto de los estudiantes en los
llamamientos.* En 1952 la comisión jurídica y constitucional se
componía ya sólo de tres catedráticos, pese a que en 1950 -fecha
en la cual constaba de dos catedráticos y un estudiante- se le había
atribuido una función decisiva va en la reforma en curso de la
universidad. En realidad, esta comisión contribuyó decisivamente a
integrar la FU en el derecho universitario de la tradición alemana,
el cual entiende la libertad de la ciencia meramente como poder
decisorio intrauniversitario de los catedráticos numerarios. Sobre
esto dijo Ulf Kadritzke en una conferencia dada durante las jornadas
universitarias de 1967:
Con
este equipo jurídico-universitario, la FU, como todas las
universidades de la Alemania occidental, entró en una fase de
desarrollo sin concepto que se realizó inevitablemente como
compromiso constante entre la arbitrariedad fiscal de una
administración estatal sin el menor interés por las inversiones en
la educación, que son a largo plazo, y las necesidades de formación
de un número creciente de bachilleres. Una de las consecuencias
negativas de ese desarrollo expansivo fue la proliferación de una
burocracia universitaria que tomó en sus manos los asuntos
tradicionalmente estudiantiles, sustrayéndolos así a todo control
externo. Las posibilidades de influencia estudiantil tenían que
disminuir decisivamente por el hecho de que los derechos de
codecisión de los estudiantes en la FU se habían limitado desde el
principio a los planos superiores de la administración
universitaria, a causa del encalla miento de la reforma general de la
universidad.
Los
verdaderos problemas cuya solución o cuyo dilatorio arrastrarse
afectaban decisivamente a los estudiantes en su formación no se
discutían ya en el senado académico, sino en las facultades, y muy
particularmente en las diversas especialidades y en los institutos. Y
en estos planos se sustraen a todo control público universitario.
«Las cuestiones en las cuales el catedrático numerario no consigue
la universal coincidencia de todos sus subordinados se quedan sin
resolver o se resuelven saltándose la autoadministración.»3
Resultado visible es que lo que Becker y Kluge han llamado
«autocontrol vacante de la ciencia», causado por la falta de una
reforma de la universidad,. perjudica ante todo a los estudiantes en
cuanto interesados en su propia formación. Pues los estudiantes van
cayendo en una situación de creciente dependencia respecto de
decisiones que toman a la antigua usanza los catedráticos numerarios
para cada sector de especialidad, sin percibir siquiera los intereses
de los miembros subprivilegiados de la comunidad, ya que la distancia
entre los docentes y los estudiantes en una empresa universitaria en
expansión ha dificultado cada vez más la comunicación.
*
Llamamiento de una universidad a un docente para confiarle (bajo
contrato) una enseñanza. Es el sistema de provisión alemán.
Había fracasado el
intento de crear una universidad con contenidos nuevamente
determinados. La pretensión de la FU de constituir una comunidad
libre de ciudadanos universitarios; capaz de reflejar la propia
responsabilidad política colectiva, con la participación de todos,
y con responsabilidad igual, en el trabajo científico y su
organización, se mantuvo, sin embargo, en la institucionalización
que se suele llamar «modelo berlinés (d, pp, 324-325), aunque por
de pronto la FU no la utilizó en absoluto en el sentido de los
fundadores. Más tarde, esos conatos institucionalizados de
universidad democrática resultaron ser, cuando los estudiantes
criticaron de nuevo la universidad restaurada, presupuestos
necesarios para poder dar a los conflictos intrauniversitarios la
dimensión en la cual se manifiestan las contradicciones de la
universidad burguesa, innegables desde el fascismo.
1. «Erinnerungen an das Problem einer freien Universität» [Recuerdos a propósito del problema de una universidad libre], en Das Argument, IX, nº 2-3 (julio 1967).
2. En 1963 los estudiantes de la FU confirmaron que no estaban dispuestos a tener como presidente del AStA (Allgemeiner Studentenauuschuss [Comisión Estudiantil General], la representación sindical de los estudiantes, reconocida por el estado) un estudiante de corporación. Una asamblea general lo depuso.
3.
Nitsch y otros, Hochschule in der Demokratie [La universidad en la
democracia], Neuwied, 1965, p. 53.
DISCUSIONES ACERCA DE LA ACTIVIDAD POLÍTICA EN LA UNIVERSIDAD,
1958-1964
La declarada intención
de muchos estudiantes fundadores y de posteriores representantes
estudiantiles era arrancar a los estudiantes de su letargo político,
y condujo en el año 1958 a los primeros conflictos cuando, al
debilitarse la tensión de la guerra fría, las manifestaciones
políticas de los representantes del estudiantado dejaron de
coincidir automáticamente con la política oficial de la ciudad de
Berlín.
En los primeros años de
la FU las declaraciones políticas de la representación estudiantil
confirmaban realmente la tesis de que la FU había enarbolado el
«estandarte' académico» en la cruzada anticomunista. Los
comunicados y las resoluciones de esta época representan un
consentimiento integral con la política oficial de la Alemania
occidental y, por lo tanto, una recusación indiferenciada de la
República Democrática Alemana (RDA). La primera convención
estudiantil de la FU redactó en 1950 una resolución en la cual se
decía: «[...] la representación estudiantil de la FU ha seguido
atentamente el camino tomado hasta ahora por el gobierno federal y
cree poderse adherir a la actitud del gobierno federal». En 1951 el
delegado estudiantil Lorenz proponía (según acta literalmente
citada) que «la representación estudiantil no se pierda en cosas
formales; además de las pequeñeces de cada día hay que intentar
enfrentarse con los grandes problemas que hoy interesan a toda la
opinión pública. Cuestiones así son hoy en el marco del
estudiantado la de la aportación alemana a la defensa de la Europa
occidental y otras semejantes». El 17 de junio de 1953 los
estudiantes llegaron a criticar la actitud de los políticos, en su
opinión indecisa: «[hemos] expresado ante representantes de la
prensa nuestra decepción por la reacción de Occidente [...] Las
asociaciones juveniles de Berlín occidental han enviado además
escritos comunes de protesta a los altos comisarios». Los
estudiantes lamentaban el que los aliados occidentales hubieran
prohibido una manifestación estudiantil con ocasión de los
incidentes del 17 de junio. He aquí unas palabras al respecto de un
delegado estudiantil: «Es triste que estuviera tan llena la sala en
la sesión de la Convención del 17 de junio [...] Un día así, un
estudiante no tiene nada que hacer en aulas ni en seminarios».
Pero al final de la
guerra fría, cuando ya fue imposible absorber completamente mediante
la crítica del stalinismo las energías críticas de la joven
intelectualidad, los estudiantes de la FU empezaron a atender
críticamente a la situación de su propia sociedad. Los conflictos
que así surgieron se explican -entre otras cosas, pero no en último
lugar- por el hecho de que la opinión pública berlinesa, para la
cual la FU era una cuidada pieza de exhibición precisamente por su
anticomunismo, reaccionó excitada e irritada contra el nuevo
inconformismo. La administración de la universidad tuvo un fundado
intentó yugular el compromiso político inconformista del
estudiantado.
El 25 de junio de 1958
la Convención universitaria lidió llevar a cabo una encuesta entre
los estudiantes acerca del armamento atómico del ejército federal;
la decisión se obtuvo al final de una dura discusión y con sólo un
voto de mayoría. El senado vetó esta resolución y prop uso por su
parte un referéndum acerca de la disolución de la Convención o
Parlamento Estudiantil. Intervinieron los representantes del rector
-entonces ausente-, preocupados por la paz universitaria, y la
Convención renunció a la encuesta «para mantener la paz académica
y en consideración de lo reducido de su mayoría
Muy poco después se
produjo un choque directo entre el AStA y el rectorado con ocasión
de una ceremonia en celebración del décimo aniversario de la
fundación de la FU. El rector consideró polémico el discurso del
presidente del AStA, que le había sido presentado previamente, y
prohibió que se pronunciara en aquella forma. Los representantes
estudiantiles habían de limitarse a una salutación o no asistir al
acto. Como el ASIA no se sometió a esa decisión, el rectorado cedió
y el presidente del AStA habló acerca de contactos con el este,
promoción del estudio, asambleas, corporaciones, el levantamiento
húngaro.
A principios de febrero
de 1959 la representación estudiantil consideró la posibilidad de
una recogida de firmas entre los estudiantes para formular dos
peticiones a la dieta federal [parlamento] contra la presencia de
jueces, fiscales y médicos nacionalsocialistas en los servicios del
estado. El rector vetó la discusión de este asunto de la Convención
y aprovechó la ocasión para discutir de un modo general la cuestión
de si y en qué medida los gremios de la autoadministración universitaria pueden votar resoluciones políticas. Se instituyeron
comisiones del senado universitario para estudiar el problema de las
manifestaciones de opinión política en general. A pesar de una
encarnizada resistencia, la Convención aceptó esas comisiones por
una escasa mayoría. Pero luego no se constituyó más que la
comisión de educación política, y, en vez de formar también la
otra comisión, el rector pidió a la comisión jurídica del senado
académico, a la que no pertenecía ningún estudiante, un informe
acerca de «los límites de la manifestación de opiniones políticas
de la FU y de sus órganos». La comisión jurídica no reconocía en
su informe más derechos a los gremios estudiantiles que el de
formular opiniones políticas en cuanto preparación de la formación
de la opinión y la voluntad relativas a los problemas discutidos en
los gremios académicos (senado y facultades); eso significaba para
la Convención que no podía deliberar sino acerca de aquellas
cuestiones también discutidas en el senado académico o en las
facultades, o sea -teniendo en cuenta la concepción corriente entre
los catedráticos numerarios- sólo acerca de cuestiones situadas
«dentro del marco de las tareas especiales de la universidad, a
saber, la investigación, la enseñanza y la formación profesional».
En febrero de 1962
pudieron apreciar los estudiantes el real aspecto de esos límites de
la expresión de opinión en la práctica. Mientras que en 1958 el
senado había celebrado por razones de principio una colecta en
beneficio de los refugiados argelinos, el rector rechazó ahora la
cuestación de solidaridad con los refugiados y los estudiantes
argelinos, votada por la Convención estudiantil el 9 de diciembre,
apelando al citado informe de la comisión jurídica. La cuestación
representa un acto político para el cual no está autorizada la
representación estudiantil. Además, dada la situación de Berlín,
hay que comportarse con particular circunspección. Y el apoyo a los
refugiados argelinos es una toma de actitud política contraria al
gobierno francés, el cual es una de las cuatro potencias protectoras
de Berlín, por lo que no es posible jugarse su benevolencia
política. El presidente del AStA declaró como respuesta a una carta
que entre las tareas de la representación estudiantil se encuentra
también «la de defender activamente la libertad del estudio para
todos los estudiantes, en el marco de una solidaridad internacional
del estudiantado, siempre que aquella libertad se ve amenazada y
coartada». Pero el rector se limitó a remitir de nuevo al informe
de la comisión jurídica. Por lo demás, las ulteriores protestas de
la representación estudiantil fracasaron precisamente por el veto de
los portavoces estudiantiles en el senado.
Algunos meses después
se mostró lo rápidamente que el rectorado podía cambiar de actitud
respecto de las manifestaciones de opinión política de la
Convención estudiantil en cuanto que le parecía políticamente
oportuno. El 6 de junio de 1962 la Convención decidía llevar a cabo
una cuestación de solidaridad en favor de colegas de la RDA. El
rector aprobó la colecta y rechazó la crítica de que con ello
había entrado en contradicción con su decisión de febrero. Y como
fundamento de su actitud adujo las íntimas relaciones personales y
materiales de la FU con las personas a las que trataba de ayudar
mediante la cuestación. Así se puso de manifiesto que el rectorado
no rechazaba las tomas de posición políticas de los estudiantes en
general, sino que sólo quería permitir una determinada tendencia.
Mientras que en el caso de la cuestación pro-Argelia procedía según
el «principio de neutralidad» y en el caso de la RDA según el de
oportunidad, el rectorado volvió a la «neutralidad» política
cuando en el verano de 1963 prohibió una recogida de firmas contra
el trato dado en Hong Kong a los fugitivos chinos.
EL SEMESTRE DE VERANO DE 1965 Y LOS ASUNTOS KUBY Y KRIPPENDORFF
Para conmemorar el 20º
aniversario de la victoria sobre el fascismo alemán, el AStA anunció
una discusión de mesa redonda con la participación del profesor van
Friedeburg, el periodista Krämer-Badoni y el escritor Erich Kuby
sobre el tema «Restauración o nuevo comienzo: la República Federal
de Alemania veinte años después». Aunque el rector había
facilitado ya el auditorium maximum, decidió anular la autorización
indicando que Erich Kuby había «difamado» la FU, razón por la
cual le estaba prohibido desde 1960 tomar la palabra en ella. Kuby
había dicho lo siguiente (en 1958):
Dentro
de Berlín, en esta sala, volvemos a encontramos en un lugar
especial, a saber, en la FU. Permítanme recordarles, y hacer
observar a aquel que no lo haya notado todavía, que ese nombre
expresa en realidad una extrema medida de libertad. Sólo nuestra
situación básica, tan polémica, consigue disimular el hecho de que
la expresión «universidad libre» cristaliza una relación
antitética con la otra universidad berlinesa, la que no es libre, la
que se encuentra más allá de la Puerta de Brandenburgo; y en mi
opinión una tal vinculación antitética es absolutamente
incompatible con las tareas científicas y pedagógicas de una
universidad. Las universidades de la Edad Media eran sin duda lugares
de extrema libertad desde el punto de vista del liberalismo, pero su
constricción, su vinculación teológica, tenía una dignidad y una
grandeza naturales de las que carecen la vinculación y la
constricción que se expresan en el polémico nombre de universidad
libre, contrafigura hermana de la cual es la universidad Humboldt.*
A causa de la
prohibición rectoral, el AStA celebró finalmente el acto en la
residencia estudiantil de la TU, pero, a diferencia de lo que había
ocurrido en anteriores choques con el rector, esta vez la medida
provocó ante todo una violenta protesta de los estudiantes. Hay que
decir que también la conducta del rector en este caso era insólita
y hasta nueva; antes el rector había tratado las manifestaciones
políticas de la representación estudiantil de acuerdo con la
oportunidad o según su deseo de neutralidad, argumentando, pues, por
el contenido; pero en este caso apelaba a un concepto
administrativista y formal, el derecho del rector como autoridad
titular de los locales universitarios, que se convertía en fuente de
un derecho de censura.
Los iniciadores de la
protesta contra esa censura política, que se manifestó públicamente
en el campus, fueron los representantes estudiantiles de la Facultad
de Filosofía y los grupos políticos estudiantiles (LSD, SHB, SDS,
GS, ES, DIS, HSU*, y el Club Argument). Los días 5 y 6 de mayo los
iniciadores convocaron mediante octavillas a una reunión de
protesta. Una delegación de esta asamblea presentó al rector la
reivindicación de poder «oír a cualquier persona, acerca de
cualquier tema y en cualquier momento, y discutir con ella». El
rector rechazó la reivindicación. A raíz de esto las acciones de
protesta de las semanas siguientes fueron ya obra de una gran parte
de los estudiantes. Una semana después de la asamblea de protesta
habían firmado la reivindicación más de 3.000 estudiantes, y
estudiantes no organizados llevaban ya pancartas ante los edificios
de la administración académica e informaban a la prensa. En otras
octavillas de los grupos políticos universitarios se leía, entre
otras cosas: «¿En qué consiste la comunidad de maestros y
discípulos cuando la autoridad del rector sobre los edificios
universitarios se utiliza contra el estudiantado y el derecho de éste
a libre información y a crítica?» (Octavilla de nueve grupos
estudiantiles). «¿De qué nos sirven las convicciones políticas si
no podemos ponerlas en discusión precisamente donde las producimos,
o sea, en la ocupación con la ciencia?» (Octavilla de los
estudiantes americanos de la FU). El rector, en una toma de posición
dada a la prensa, la radio y la televisión el 12 de mayo de 1965,
declaró que la reivindicación de los estudiantes era «completamente
irrea1» , y condenó todo intento de hacerle renunciar a sus
derechos estatutarios por «medios pseudosindicales». Luego subrayó
que él era el único responsable del orden en la universidad. El
AStA y el Parlamento Estudiantil, o Convención, no intervinieron en
la discusión pública sino después de estas declaraciones del
rector. Tras una entrevista sin resultado del AStA con el rector, la
Convención votó la resolución siguiente:
*
LSD: Liberaler Studentenbund Deutschland [Liga de Estudiantes Liberales de Alemania]; SHB: Sozialdemokratischer Hochschulbund
[Liga Universitaria Socialdemócrata], este nombre tomó la
asociación al desprenderse del partido socialdemócrata, el
SPD; SDS: Sozialistischer Deutscher Studenbund [Liga
Estudiantil Socialista Alemana]; GS: Gewerkschaftliche Studentengemeinschaft [Comunidad Estudiantil Sindical]; ES: Evangelische Studentengemeinde [Comunidad Estudiantil Evangélica];
DIS Deutsch-IsraeIische Studentengemeinschaft [Comunidad
Estudiantil Germano-Israelita]; HSU: Humanistische
Studentenunion [Unión de Estudiantes Humanistas],
La
universidad proclama en sus estatutos la comunidad de docentes y
discentes en la libertad y en la independencia; como ciudadanos
universitarios dentro de esta comunidad, los estudiantes y, por lo
tanto, también sus representantes elegidos (la representación
estudiantil), son responsables de sí mismos. Yeso quiere decir que
la representación estudiantil decide libremente acerca de cómo
contribuir al cumplimiento de su tarea estatutaria, la formación
general, la cual incluye también la política. La Convención da
mandato al AStA [...] para que consiga la confirmación de nuestro
derecho a oír a cualquier persona, en cualquier momento y acerca de
cualquier tema en nuestra FU.
El rector confirmó el
principio del derecho de autoadrninistración de la representación
estudiantil, pero volvió a rechazar, y también esta vez apelando a
su autoridad sobre los locales, la concreta reivindicación de la
Convención. Inmediatamente los estudiantes del Instituto Otto Suhr
organizaron el 18 de mayo una huelga de clases seguida casi en un
cien por ciento. La crítica pública, a la que se adhirieron algunos
profesores, obligó al rector a hacer una nueva declaración en la
que volvió a apelar al informe jurídico de 1960. El presidente del
AStA contestaba por escrito el 24 de mayo de 1965:
Si el
rector, apelando al aducido artículo 6 de los estatutos de la
universidad en relación con el artículo 28 del reglamento
universitario, entiende su derecho a representar la universidad hacia
fuera y hacia dentro de tal modo que se considera responsable de todo
lo que ocurre en esta universidad, entonces es que se ha abandonado
inapelablemente la concepción de la universidad que hasta ahora se
gustaba de describir con la fórmula «comunidad de docentes y
discentes». Ésta me parece ser la significación de su escrito. Por
vez primera pretende un órgano de esta universidad decidir, con
independencia de todos los demás órganos, lo que ha de ocurrir o
dejar de ocurrir en ella [...] El temor de que la reivindicación del
estudiantado pueda favorecer a tendencias anticonstitucionales es
también preocupación nuestra, en cuanto cura por los fundamentos de
nuestra sociedad. Pero he de añadir que la idea de que el espíritu
democrático no se puede proteger más que mediante el autoritario
poder del derecho rectoral sobre los locales universitarios denota
una desconfianza respecto de los órganos democráticos de control,
desconfianza que el estudiantado condena. Profesores y estudiantes
reconocieron juntos al fundarse la FU el principio del autocontrol
democrático. Subrayo una vez más que el estudiantado no reivindica
un desplazamiento de los derechos de los diversos órganos de la
universidad, sino sólo la confirmación de su derecho al autocontrol
democrático.
La representación
estudiantil precisó su reivindicación general hasta hacer de ella
una reivindicación política, una reivindicación realizable, a
través de esa carta y de una resolución previa de la Convención en
la que también se destacaban el control democrático y los preceptos
jurídicos generales como protección suficiente contra el abuso de
la libertad ilimitada de información y discusión.
A pesar de las
contraposiciones ya manifiestas, la parte académica intentó
mantener la ficción de la celebrada comunidad en la solemnidad de la
apertura de matricula, ocurrida poco después. Pero cuando el
presidente del AStA indicó en su discurso los límites del «modelo
berlinés» y tomó una actitud crítica respecto de los recientes
incidentes, tres profesores miembros del senado y el rector mismo le
impidieron que siguiera hablando. Los representantes de los
estudiantes abandonaron el auditorium maximum en señal de protesta,
y el AStA declaró en una comunicación a la prensa:
Este
incidente carece de precedentes en la historia de la FU. Nadie había
puesto en duda hasta ahora el derecho de la representación
estudiantil a tomar posición públicamente respecto de todos los
problemas de la universidad. El AStA comprueba con preocupación que,
tras la prohibición dictada contra un crítico extrauniversitario,
ahora se limita también la libertad de palabra de los representantes
elegidos del estudiantado. Esto es incompatible con la historia y la
pretensión de la FU.
Otro «caso» más
motivó la continuación de la discusión pública en la FU acerca de
los métodos de la administración universitaria en la represión de
las opiniones políticas incómodas para ella. Mientras que contra
Kuby se había aplicado el derecho rector al sobre los locales
universitarios y el presidente del AstA se había visto físicamente
impedido de ejercer su crítica durante una solemnidad universitaria,
esta tercera vez el rector procedió con todos los medios de poder
del superior administrativo contra un miembro del cuerpo intermedio
académico. Un ayudante del Instituto Otto Suhr, llamado
Krippendorff, había publicado en el periódico Spandauer
Volksblatt del 14 de mayo de 1965 una información aparentemente
equivocada según la cual el rector se había negado a invitar a Karl
Jaspers para el 8 de mayo en la FU: Aunque Krippendorff se, corrigió
el 18 de mayo y se disculpo ante el rector, este le comunicó que su
contrato, que expiraba a finales de septiembre, no se renovaría, lo
cual equivalía a una expulsión. El rector violó todas las
costumbres observadas en estos asuntos, pues no consultó ni al
director en funciones del Instituto ni al catedrático numerario
correspondiente a las materias de Krippendorff, el profesor Ziebura.
Éste protestó en un memorándum contra la conducta del rector.
Además de una grave «violación de la relación de lealtad
corriente en la universidad entre el rector y los colegas», Ziebura
veía también que «se trata
de un precedente que puede tener importantes consecuencias para el
futuro de la FU de Berlín», y que se podía temer que «el rector
ha querido sentar un ejemplo con el caso Krippendorff, dirigido
básicamente contra los profesores no-numerarios que se
expongan políticamente».
En una asamblea plenaria
de los estudiantes de todas las las facultades se expresó -con la
exigencia de dimisión del rector- la diferencia entre una
«universidad democrática» en la que todos los gremios y todos los
funcionarios sean democráticamente controlados por cuantos trabajan
en ella, y la existente universidad de los catedráticos, la cual
cubre antidemocráticamente las decisiones del rector mediante la
voluntad corporativa de los gremios académicos. Aunque las personas
directamente afectadas por el asunto Krippendorff se mostraron
dispuestas a aceptar un compromiso (Krippendorff recibió una beca
para su habilitación profesoral), no por ello quedó superada la
crisis de la FU.
"
Cuerpo intermedio es el. conjunto de los profesores no-numerarios.
Gran parte de los
estudiantes se había dado necesariamente cuenta de lo muy dispuesta
que estaba la administración académica a impedir las actitudes
políticas del estudiantado y de sus representantes que no le
resultaran agradables. Y los representantes estudiantiles se dieron
cuenta por vez primera de lo importante que era para el resultado de
su trabajo el con tal' con el apoyo concreto de los estudiantes.
Durante las últimas pugnas habían recuperado el contacto con el
estudiantado, antes perdido por culpa de una política de gabinete y
negociación con el rector, carente de publicidad y de discusión
abierta. Las protestas de los estudiantes obligaron a la burocracia
universitaria a salir a la luz pública con sus argumentos, lo cual
era importante, aunque aquella burocracia reforzara de nuevo su
posición tradicional. Una vez expuestos en público, fuera de las
sesiones secretas del senado, los argumentos de la administración
universitaria revelaron a la mayoría de los estudiantes su
naturaleza irracional y antidemocrática. De este modo percibieron
claramente los estudiantes que sus representantes en los gremios
académicos iban de derrota en derrota no por falta de argumentos,
sino por su situación de impotencia institucional. Se ponía de
manifiesto la discrepancia entre pretensión racional y poder
institucional. También resultó claro que una gran parte de la
prensa considerada democrática rechazaba las democráticas
reivindicaciones de los estudiantes y se ponía inequívocamente del
lado de «la calma y el orden».
EL «SEMESTRE DEL VIETNAM» (SEMESTRE DE INVIERNO, 1965-1966)
No hay acontecimiento
político que haya tenido en las discusiones y en la politización de
los estudiantes una función tan importante como la de la guerra del
Vietnam. La ocupación con esa guerra iba a producir el primer choque
masivo con el poder del orden extrauniversitario. Ya antes,
ciertamente, había habido fuera de la FU acciones y actos
estudiantiles con motivo de temas políticos. (En 1958 diversos
grupos estudiantiles pacifistas y de orientación izquierdista habían
organizado en Berlín un «Congreso atómico» contra el armamento
nuclear, y en diciembre de 1964 estudiantes alemanes y africanos se
manifestaron contra la visita de Moisés Chombé, así como contra la
semana de África de Sur, en marzo de 1965. Pero la discusión de los
crímenes de un país de pretensiones democráticas, los crímenes de
los Estados Unidos en el Vietnam, fue un motor decisivo del
movimiento estudiantil. Desde el semestre de verano de 1964 el SDS
particularmente había desarrollado una intensa campaña de
explicación e información acerca del Vietnam. Películas, mesas
redondas y, particularmente, exámenes de la prensa, actos en los
cuales se comparaban las informaciones de periódicos extranjeros con
las de los de Alemania occidental, contribuyeron a que la discusión
sobre la guerra de Vietnam tuviera mucho espacio y mucha base en el
estudiantado. El rectorado no fue el único en intentar impedir esos
actos, exigiendo, por ejemplo, al SDS la satisfacción de cada vez
más requisitos formales; sino que también la ciudad de Berlín y su
prensa lanzaron una campaña contra aquel compromiso político; la
campaña culminó provisionalmente en un atentado el 28 de enero de
1966: una bomba estalló en la residencia de la TU donde se celebraba
una discusión sobre el Vietnam. La prensa de Berlín quitó
importancia a la bomba y aprovechó en cambio la ocasión para
polemizar contra el contenido del acto, yeso convenció ya a muchos
estudiantes de la necesidad de sacar su compromiso político del
círculo de los seminarios y llevarlo a la ciudad misma. Confirmados
en sus convicciones por la cínica acción de la Campana de la
Libertad de los editores de periódicos berlineses (navidades de
1965) y por la afirmación oficial, constantemente repetida, pero no
por ello más convincente, de que los norteamericanos defienden en
Vietnam la libertad de Berlín, varias agrupaciones estudiantiles
decidieron organizar una manifestación contra la guerra del Vietnam
el 5 de febrero de 1966 y en la misma city berlinesa. Durante
la noche fueron detenidos cuatro estudiantes del SDS mientras pegaban
carteles en las paredes. Los carteles decían que los gobiernos de
Alemania occidental y de Berlín-oeste apoyan el genocidio del
Vietnam, y que evidentemente ese crimen resulta perfectamente
compatible con el sistema democrático de esos estados. Todavía
estaban detenidos los cuatro estudiantes cuando se disolvió la gran
manifestación y unos cuantos centenares de manifestantes se
dirigieron a la Casa Americana para organizar ante ella una sentada.
Unidades de la policía intentaron dispersarlos por la fuerza. Hubo
manifestantes heridos. Seis huevos fueron lanzados por la muchedumbre
contra la fachada de la Casa Americana.
La prensa de Berlín
había hablado de la bomba lanzada contra los estudiantes poco tiempo
antes como si se tratara de una bengala de Nochevieja; pero aquellos
seis huevos lanzados contra un mero edificio desencadenaron el pánico
del Berlín oficial y se convirtieron en tema de titulares y
artículos de fondo. El alcalde y el rector de la FU escribieron
devotas cartas de disculpa al comandante americano de la ciudad y se
colocaron así abiertamente al lado de la política genocida del
gobierno norteamericano. Tres días más tarde se celebró una
contrademostración organizada por la CDU ante la Casa Americana.
Intervinieron en ella unas 150 personas, y el acto permitió apreciar
hasta qué punto están ya fascistizadas partes de la población de
Berlín, por la prensa y por las palabras de los políticos,
particularmente las del representante del gobierno federal, Ernst
Lemmmer. Personas que criticaban la manifestación fueron golpeadas
por manifestantes de la CDU, empujadas hasta la estación del metro y
obligadas a comprar billete «para el otro lado»; al final las
arrastraron de los cabellos por el andén. Por primera vez
experimentaron los estudiantes en su propio cuerpo qué significa la
«particular situación» de Berlín, con la cual ya antes se les
había amenazado. Los estudiantes tuvieron que darse cuenta de que en
Berlín no es posible manifestarse más que por un aspecto de la
libertad y contra una sola forma de la libertad, y notaron también
que la «idea fundacional» de la FU se ha interpretado en un sentido
que ellos, precisamente, no están dispuestos a aceptar, a saber, en
el sentido de que la FU, nacida como universidad de lucha
anticomunista, no tiene más libertad que la que deriva de la
libertad de la universidad Humboldt.
La administración
universitaria intentó aplastar definitivamente el incipiente proceso
de politización de los estudiantes. El 16 de febrero de 1966 el
senado académico decidió no autorizar ningún acto político más
en los locales de la universidad. Con ello violó el reglamento
universitario, el cual pone explícitamente a disposición de las
agrupaciones estudiantiles locales para su trabajo de formación
política. El AStA dimitió en protesta contra esa resolución y
apeló ante el senador titular de los asuntos científicos y artistas
de la ciudad. 'También criticó al senado el profesor Sontheimer,
responsable del senado mismo para las cuestiones de formación
política universitaria. Y al ofrecer su dimisión, la autoridad
académica lo destituyó.
EL SEMESTRE DE LA EXMATRICULACIÓN FORZOSA *
(SEMESTRE DE VERANO DE 1966)
La presión sobre los
estudiantes fue aumentando a continuación por todas partes; las
campañas contra ellos y las restricciones políticas se reforzaron
mediante una medida universitaria interna que afectaba a la situación
de trabajo de los estudiantes. Las Facultades de Derecho y de
Medicina decidieron en la primavera de 1966 intensificar la
exmatriculación forzosa o introducida en la facultad en que aún no
existía. Esta «reforma de los estudios» significaba para los
estudiantes la necesidad de terminar más deprisa un estudio cuyas
deficiencias de contenido y de organización seguían, en cambio, sin
reformar. De no acelerar su estudio, se encontrarían en peligro de
tener que interrumpir, sin terminada, la formación académica. Las
reivindicaciones estudiantiles de reforma de los estudios, que
querían transformar precisamente la estructura material y
organizativa de los plaanes y las materias de estudio, recibían así
de la autoridad académica la respuesta de una tremenda presión
sobre los resultados administrativos del trabajo. El rector prohibió
con una argumentación jurídico-formal el medio democrático, aunque
meramente declamatorio, que se quiso esgrimir contra aquella
restricción intolerable, a saber, una votación p1ebiscitaria en
asamblea general de los estudiantes. La pugna se agudizó al
reprochar el rector, durante la fiesta de apertura de matrícula, a
las palabras del presidente del AStA «semiverdades y falsedades»;
la representación estudiantil, apoyada por los estudiantes
presentes, abandonó la sala en señal de protesta. Los profesores
miembros del senado universitario habían decidido ya, en una sesión
celebrada sin convocar a los representantes universitarios, no
asistir a la solemnidad; los miembros estudiantiles del senado
universitario dimitieron entonces en protesta contra ese
comportamiento.
*Abandono obligado de los estudios tras un determinado número de
semestres sin presentarse a examen final (equivalente a licenciatura
en países latinos). Medida que rompe con la tradición liberal
humboldtiana de la universidad alemana, en la cual el estudiante
podía componer libremente (dentro de ciertos límites) su
curriculum.
El AStA se dirigió
directamente al estudiantado, el cual discutió en asambleas
generales el modo de dar respuesta a aquella medida coactiva. Durante
la tarde del 22 de junio de 1966 se reunieron más de 3,000
estudiantes bajo las ventanas de la sala del senado académico. Como
los miembros estudiantiles del senado habían roto el secreto de la
sesión publicando el (también secreto) orden del día, los reunidos
pudieron discutir públicamente en su asamblea los mismos problemas
que estaba discutiendo secretamente el senado. Delegaciones elegidas
por la asamblea invitaron al rector y a los senadores universitarios
a que participaran en la discusión pública, para discutir sus
resoluciones ante los afectados y con ellos. Los profesores se
negaron a ello, los estudiantes penetraron en el edificio y
comenzaron una sentada. La discusión, que continuó dentro, se
interrumpió al aparecer el rector para aludir a una conversación
futura con representantes estudiantiles y pasar luego a exhortar a
los estudiantes a que se marcharan a sus casas. Pero la asamblea
decidió seguir sus discusiones. Se organizó con varios profesores y
ayudantes un teach-in que duró hasta medianoche. Hacia las 22
los portavoces estudiantiles en el senado académico comunicaron que
éste había retirado en toda regla su resolución de no autorizar
más actos políticos en los locales de la FU. Lo que no habían
conseguido la táctica ni las negociaciones secretas de los
representantes estudiantiles había sido obra de una sola
manifestación maaiva de los ciudadanos estudiantes. La sentada
terminó con la exigencia de unas comisiones paritarias para la
reforma de los estudios y con la resolución siguiente:
Resolución
del 22 de junio de 1966, votada por los estudiantes de la FU de
Berlín reunidos para la sentada de esta fecha.
No
luchamos sólo por el derecho a estudiar más tiempo y por el de
poder manifestar más intensamente nuestra opinión. Eso es sólo una
parte de la cuestión. Se trata además de que las decisiones que
afectan a los estudiantes se tomen democráticamente y con
intervención de ellos.
Lo que
está ocurriendo aquí en Berlín, al igual que en la sociedad, es un
conflicto cuyo objeto central no es ni un estudio más largo ni más
vacaciones, sino la anulación del dominio oligárquico y la
realización de la libertad democrática en todos los ámbitos
sociales.
Nos
oponemos a todos los que desprecian el espíritu de la constitución
por modos diversos, incluso cuando fingen encontrarse en el terreno
de la constitución misma.
Se trata de ver la
cuestión de la libertad en la universidad como un problema que
rebasa el marco universitario. Por esta razón el estudiantado
comprende la necesidad de colaborar con todas las organizaciones
democráticas de la sociedad para imponer sus reivindicaciones.
La Convención se
adhirió a las reivindicaciones del sil-in en un memorándum; el
rector y el senado académico aceptaron la formación de comisiones
para la reforma de los estudios, pero se negaron a constituir sobre
base paritaria la comisión central a nivel de universidad. Aunque la
representación estudiantil veía clara· mente que seguiría
subsistiendo el peligro de una constante situación minoritaria de
los estudiantes, a causa de la intensa dependencia de los ayudantes
respecto de los catedráticos, acabó por adherirse a la concesión
senatorial de comisiones formadas por representantes de los
estudiantes, del cuerpo intermedio y de los catedráticos.
EXTENSIÓN DEL CONFLICTO A LA CIUDAD EN EL SEMESTRE DE INVIERNO,
1966-1967
Hasta el semestre de
invierno 1965-1966, las protestas de los estudiantes se habían
limitado a la defensa de derechos democráticos formales; esas
protestas se habían encendido con ocasión de «casos» sueltos o
individuales, terminados los cuales los estudiantes protestatarios
habían vuelto de nuevo a dedicarse a su estudio especializado. La
prohibición general de todos los actos políticos -prohibición cuyo
unilateral sentido contra los actos sobre el Vietnam organizados por
determinados grupos estudiantiles estaba claro para la mayoría de
los 'estudiantes- hizo por fin que muchos estudiantes se interesaran
por los contenidos de aquellos actos y que llegaran así a tomar
actitud contra la administración universitaria, que les negaba
mayoría de edad, y a comprometerse con las cuestiones políticas
mismas, particularmente la del Vietnam. A todo eso se añadía como
acontecimiento universitario central la cuestión de la
exmatriculación forzosa, la cual amenazaba materialmente a los
estudiantes en su anticipada existencia profesional; los estudiantes
se vieron obligados a defenderse dentro de In universidad misma
contra las medidas de la universidad. En la sentada del 22 de junio
se dieron cuenta de cuál era su única posibilidad en el intento de
proceder, aunque con éxito sólo relativo, contra aquella amenaza:
tomar consecuentemente en sus propias manos sus intereses, puesto que
en el curso de los años había quedado de manifiesto la inutilidad
de dejar que sus representantes, con la delegación de todos sus
problemas, lucharan solos contra la burocracia universitaria.
Esta nueva autónoma
actividad de los estudiantes acarreó un nuevo «escándalo» el 26
de noviembre de 1966. En una concesión muy tardía a cierta
reivindicación de la anterior sentada, el rector entró en discusión
con estudiantes acerca de problemas de la universidad y la enseñanza
superior. Luego de contestar el rector, equívocamente y rehuyendo
las cuestiones, a concretas preguntas e intervenciones polémicas,
declarándose a veces incompetente, o repitiendo que estaba
discutiendo como ciudadano, y no como rector, cuando iban más de dos
horas de sesión, algunos estudiantes distribuyeron una octavilla
cuyo pronóstico -«nada podemos esperar de esta conversación»- se
había cumplido ya en aquel momento. El rector y el presidente del
AStA abandonaron la sala cuando los que repartían las octavillas
utilizaron el micrófono para leerlas:
Nada
podemos esperar de esta conversación.
La
miseria de la universidad es la miseria de los que tienen que
estudiar en ella.
La
situación de la FU es insoportable para nosotros, los estudiantes.
Hemos
de ir tirando en malas condiciones de trabajo, con míseras lecciones
magistrales, con seminarios estúpidos y con absurdas normas de
examen. Si nos negamos a que unos profesorales idiotas especializados
hagan de nosotros más idiotas especializados, pagamos el
atrevimiento con el peligro de tener que dejar los estudios sin
concluirlos.
La
administración y el senado declaran que la miseria de la universidad
es miseria del estudiante individual, no para liberar a los
estudiantes, sino para librarse de ellos. Responden a la exigencia
social de más out-put de especialistas adaptables mediante la
reglamentación del estudio, agravada por la amenaza de la
exmatriculación forzosa. El que en esta situación invoca la
autonomía de la universidad no lo hace sino para confundir. La
regimentación del estudiantado aniquila, junto con los restos del
estudio liberal, la ilusión de autorrealizarse. En la fábrica
«universidad» el estudiante ha de conseguir sus papeletas, y
durante el fin de semana podrá entregarse como hombre privado al
aprendido humanismo.
El que
no se contente con ello verá convertirse en certeza la exclusión de
la universidad, pues este proceso de conformación es agresivo, y la
regimentación no respeta las reservas tradicionales.
Hace
cinco meses nos cansamos de la ciega arrogancia con la cual la
administración y el senado pasan por alto nuestras dificultades.
Hace cinco meses pareció también claro que el estudiantado no puede
esperar ya la solución de sus problemas más que de sí mismo. Pero
luego nos quedamos por detrás de nuestras reivindicaciones. La
acción de protesta se convirtió en sesión solemne y aún
esperábamos seriamente que la representación estudiantil de la
Convención, en realidad ya integrada, fuera capaz de representar
enérgicamente nuestras exigencias y de resolver prácticamente
nuestros problemas.
La
representación estudiantil no puede actuar más que en el marco que
le ha sido concedido por la autoridad. En el cuerpo a cuerpo con las
autoridades hace concesiones a costa de nuestras reivindicaciones. y
ahora, al cabo de cinco meses de colaboración, el AStA nos convoca a
esta conversación con el rector, durante la cual el hombre atiende
lleno de comprensión al público mientras que el funcionario espera
avergonzado en el rincón.
Nada
podemos esperar de esta conversación.
Nada
cambiará en nuestra situación mientras no se organicen aquellos a
los que realmente afecta
aquellos
que dejan la universidad o son eliminados de ella
aquellos
que ya no aguantan esta FU
aquellos
que no quieren ya compromisos con ella aquellos que se niegan
conscientemente.
Comité
provisional preparatorio de una autoorganización estudiantil.
26 de
noviembre de 1966.
El AStA no se hizo
responsable del tipo de la protesta, la cual, según él, había
impedido «que la discusión con el rector mostrara una vez más a la
opinión pública la incapacidad de la universidad para emprender una
autorreforma desde su estructura actual»; pero explicó aquella
acción por la justificada decepción de los estudiantes «ante la
incapacidad de la universidad para la resolución de los problemas de
la reforma de los estudios» .
Como los periodistas
habían identificado entre los que repartían las octavillas a varios
miembros del SDS que, además, llevaban en la solapa la insignia de
los guardias rojos de Mao Tse-tung, toda la prensa de Berlín
coincidió en la interpretación del incidente: «Los discípulos de
Mao impiden la discusión en la FU» (Morgenpost); «El motor
de la revolución» se encuentra en «una comuna con amor libre y
escuela de partido» (Der Abend). El rector exigió entonces
al SDS los nombres de los que habían intervenido; el SDS se negó
para no convertirse en denunciante en favor de un derecho
disciplinario que recusaba por principio.
En aquella fase la
anterior teoría que atribuía el movimiento estudiantil a la
infiltración comunista desde la RDA tuvo que ceder su lugar a otra
según la cual los estudiantes «izquierdistas» de la FU estaban
dirigidos por miembros de la embajada china en Berlín-este. (Esta
teoría alcanzó el punto culminante de su absurdo durante la acción
contra el vicepresidente norteamericaano Humphrey.)
También durante una
discusión con el embajador de Vietnam del Sur se esgrimió el
fantasma de los «guardias rojos» de la FU para desdibujar la
evidente incapacidad del embajador y el carácter antidemocrático de
los actos oficiales. El 6 de diciembre de 1966 se celebraron dos
actos simultáneos en la FU sobre el tema del Vietnam; en el
auditorium maximum el SDS pasó ante 600 espectadores películas
acerca de la guerra, procedentes de los Estados Unidos y del Frente
Nacional de Liberación de Vietnam del Sur, mientras que en un aula
vecina discutía el embajador del Vietnam del Sur, invitado oficial,
con algo menos de 100 estudiantes. Se rechazó una invitación del
SDS a unir los dos actos, pero el embajador comunicó que después
invitaría a los espectadores de al lado a una discusión. Esta
discusión tuvo ratos tumultuosos, porque el embajador no contestaba
por el contenido ni una sola pregunta y porque el director oficial de
la discusión impedía por la fuerza que hablaran los que planteaban
preguntas incómodas. Aunque el rectorado había enviado al acto tres
observadores oficiales, tomó sin más la versión de la prensa,
según la cual los estudiantes no estaban interesados en ninguna
discusión, sino sólo en armar un tumulto, y así se sumó a la
campaña de difamación contra los estudiantes críticos.
Cuatro días más tarde,
el 10 de diciembre de 1966, la campaña por el desarme organizó una
manifestación contra la guerra del Vietnam. El jefe superior de
policía -de acuerdo con la democrática tradición y con un decreto
de febrero de 1966 que cerraba la city para actos públicos-
aprobó un itinerario trazado por una vía de circunvalación siempre
vacía, con objeto de no perturbar la circulación en el casco urbano
(y acaso también, según una frase del posterior alcalde Albertz,
para poder operar sin estorbos»). A pesar de ello una gran parte de
los más de 2.000 manifestantes intentó llegar al Kurfürstendamm;
unidades reforzadas de la policía los rechazaron a golpes de porra
hasta la vía prescrita. Luego de la manifestación, que transcurrió
«reglamentariamente», unos centenares de manifestantes se reunieron
ante el café Kranzler, revistieron un árbol de navidad con la
bandera de los Estados Unidos, le colgaron la inscripción «Pequeños
burgueses de todos los países, uníos», e intentaron quemar unas
cabezas de cartón-piedra de Johnson y Ulbricht. Sin que se oyera
ninguna conminación previa, la policía atacó con las porras,
apaleó a los manifestantes, rompió las pancartas y detuvo a más de
80 personas.
El AStA protestó en la
carta de felicitación a Heinrich Albertz por su nombramiento de
alcalde. Algunos manifestantes lesionados emprendieron el 17 de
diciembre una «manifestación-paseo» por el Kurfürstendamm;
querían poner a prueba nuevas formas de protesta que impidieran a la
policía proceder tan agresivamente como hasta entonces contra los
manifestantes. La provocación consistía en que los estudiantes se
dispersaban cada vez que aparecían los guardias y organizaban pocos
minutos después una nueva «concentración», con lo que la policía
atacaba siempre al vacío. Como «a veces era difícil distinguir
entre transeúntes inocentes y manifestantes del SDS» (Tagesspiegel), más de la mitad de los detenidos aquella tarde
eran transeúntes, incluso mujeres y niños, además de dos
periodistas.
El esfuerzo del senado
berlinés por quebrar con la violencia policíaca el compromiso
político de los estudiantes se complementó con la coacción
económica. Todos los estudiantes de Berlín se enteraron el 10 de
enero de 1967 de que a partir del semestre de verano tendrían que
pagar una matrícula global de 160 DM (la media anterior en la FU era
de 135 DM). Esta medida afectaba sobre todo a los estudiantes de la
Escuela Superior de Pedagogía, que no habían pagado hasta entonces
derechos de matrícula. Por eso hubo tres días de huelga en aquel
centro y se discutió la posibilidad de un boicot a la caja. Ya antes
había intentado el senador de hacienda de la ciudad impedir un
aumento del presupuesto del AStA de la FU. En enero, la
administración de la ciudad volvió a interesarse por el bolsillo
del estudiantado. El 18 de enero de 1967 el Curatorio de la FU, bajo
la presidencia del alcalde, bloqueó el pago de una partida destinada
a la autoadministración estudiantil, que importaba 160.500 DM. El
alcalde Albertz había dicho poco antes, comentando una nota del
periódico universitario FU-Spiegel en la que se criticaban sus
métodos policíacos, que «les vamos a cerrar el grifo de dinero del
estado con el cual chapuceaban su periódico tabernario».4
El AStA protestó contra ese intento de coaccionar políticamente a
los estudiantes. Aquel mismo día la VDS,* sección Berlín, había
presentado solicitud para una manifestación contra la subida del
precio de las matrículas, y el jefe superior de policía la rechazó
basándose en los «excesos» del pasado. La VDS celebró entonces su
acto de protesta en la mayor aula de la TU. La asamblea estaba
deliberando acerca de si pasar o no a una manifestación cuando unos
estudiantes llegaron con la información de que seis colegas habían
sido detenidos en la city por protestar con pancartas contra
el hecho de que el canciller federal Kiesinger se permitiera
depositar una corona ante el monumento a las víctimas del
fascismo.** Pero la asamblea no se decidió a contestar a la
prohibición anticonstitucional de la manifestación y a las
detenciones ilegales con acciones correspondientes.
El 26 de enero de 1967,
15 funcionarios de la policía política registraron las oficinas del
SDS. El pretexto era una querella (por injurias) de cuatro profesores
de la FU contra la octavilla del 26 de noviembre de 1966 (que
contenía la expresión «idiotas especializados»). El mandamiento
judicial de registro estaba firmado 12 días antes. Evidentemente la
policía había esperado que el SDS «soliviantara» a los
participantes en la reunión de la VDS del día anterior en la TU
para que violaran la prohibición de manifestarse. Esto les habría
permitido utilizar sin limitación alguna el mandamiento de registro.
Pero como el SDS no satisfizo su expectativa, la policía tuvo que
realizar su razzia en una situación políticamente
desfavorable. El mandamiento judicial decía que los funcionarios
tenían que estudiar las máquinas de escribir y demás matrices para
averiguar el origen de la «octavilla de los idiotas especializados».
Pero no prestaron atención, sino muy superficialmente, a nada de
eso: lo que les interesaba era el fichero de miembros, y lo
confiscaron efectivamente; la explícita protesta del abogado del SDS
consiguió que antes se sellara el fichero. A la mañana siguiente se
concentraban espontáneamente más de 3.000 estudiantes en la FU para
manifestarse contra la acción policíaca. Entre los oradores que
exigieron la devolución inmediata del fichero y una investigación
del incidente se encontraban también algunos profesores. La asamblea
decidió manifestarse al día siguiente por la mañana -inauguración
de un nuevo instituto- y por la tarde en el casco urbano. La prensa
de Berlín fue esta vez reservada, pues el BZ* había propuesto poco
antes que no se aplicara «el martillo pilón» contra estudiantes
indisciplinados, sino que se expulsara simplemente a un par de
«rebeldes». El alcalde Albertz tuvo que someterse a las incómodas
preguntas de algunos periodistas americanos que habían llegado a
Berlín, junto con importantes personajes de la Ford-Foundation, para
la inauguración del John F. Kennedy Institut. y así ocurrió que en
la inauguración misma no hubo más que unos pocos policías de la
circulación para los 1.000 manifestantes. Más tarde se reunieron el
alcalde y el AStA en una conversación en el curso de la cual Albertz
declaró que la confiscación del fichero del SDS y las denuncias de
los profesores habían sido actos lamentables e impropios. Autorizó
además parra aquella tarde una manifestación en el Kurfürstendamm,
en la que participaron más de 3.000 estudiantes. Además de algunos
escritores, habló en la manifestación un representante del IG
Metall,* que se solidarizó con los estudiantes. Con esa
manifestación el poder político anulaba, sin duda, la prohibición
de manifestarse en el centro, pero no lo hacía por una nueva visión
democrática, sino para evitar, por razones tácticas, molestas
materias conflictivas.
4.
Bild, Berlín (13 enero 1967).
*
VDS: Verband Deutscher Studentenschaften [Asociación de Estudiantes
de Alemania]. la organización federal techo de los entes sindicales
estudiantiles locales.
**
El canciller federal alemán Kurt Georg Kiesinger fue miembro del
partido nazi y funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores
durante la época fascista.
*
Bild-Zeitung, el periódico más vendido del magna te de la prensa
alemana Axel Springer, contra cuya manipulación de la opinión se
han manifestado repetidamente los estudiantes alemanes.
LA COOPERACIÓN ENTRE LA ADMINISTRACIÓN DE LA CIUDAD
Y LA UNIVERSITARIA, PRIMAVERA DE 1967
El 6 de abril llegó a
Berlín el vicepresidente de los Estados Unidos Humphrey. El AStA
convocó mediante una octavilla a tributar «las ovaciones que se
merece el representante del poder que de modo tan impresionante
eficaz defiende la libertad de Berlín en Vietnam y en otros países».
La víspera de la visita de Humphrey fueron detenidos en una casa de
Berlín varios miembros del SDS mientras preparaban bombas de humo y
bolsas de plástico llenas de harina y flan. El servicio de prensa de
la policía comunicó aquella misma tarde que la comunidad
estudiantil conocida por el nombre de «Comuna» se había «reunido
en circunstancias conspirativas» para preparar «atentados contra la
vida o contra la salud del vicepresidente norteamericano Hubert H.
Humphrey por medio de bombas». Aunque los materiales de la
«conspiración» estaban a la vista y la policía confesó que hacía
ya varios días que estaba informada de las intenciones de aquel
grupo, lanzó al mundo la falsa noticia del «atentado», y la prensa
la recogió gustosamente: «Se planeaba un atentado con bombas contra
el vicepresidente de los EE.UU.» (Bild, Berlín); «Los
estudiantes preparaban un atentado contra Humphrey» (Bild-Zeitung);
«La brigada criminal evita un atentado contra Humphrey»
(Morgenpost); «La embajada de Mao en Berlín-este suministró
las bombas para el atentado contra el vicepresidente Humphrey» (Der
Abend).
*
IG Metall: Industrie-Gewerkschaft Metall [el sindicato metalúrgico].
Es imposible considerar
casuales la falsa noticia y su rápida difusión por la prensa. Se
trataba, teniendo en cuenta las manifestaciones estudiantiles sin
duda inminentes, de manipular a la población para que aclamara más
intensamente al político norteamericano, y, por otra parte, de
facilitar a la prensa la tarea de difamar y calificar de terrorista
toda manifestación contra la guerra del Vietnam con ocasión de la
visita de Humphrey. Pero como las manifestaciones contra Humphrey
discurrieron, casi sin excepción, por cauces legales y los
conspiradores del «atentado» tuvieron que ser puestos en libertad
muy pronto, con 10 que, «desgraciadamente», no hubo pretexto alguno
para intervenir con la violencia del estado, la prensa y los partidos
exhortaron a la autoridad académica a proceder con su derecho
disciplinario contra los perturbadores del orden y a volver a
examinar definitivamente si el SDS era realmente digno de
promoción.'·' El alcalde solicitó del AStA que se distanciara de
las acciones de la Comuna; el AStA contestó con una condena de la
acción de la Comuna contra Humphrey, pero, al mismo tiempo, con una
enérgica protesta contra la policía que había aprovechado la
ocasión «para mover a la opinión pública contra la minoría de
oposición por me· dio de falsedades conscientemente manipuladas».
Seguía diciendo el AStA: «Las acciones de protesta son sumamente
necesarias cuando el alcalde, en nombre de la población de Berlín y
basándose en afirmaciones históricamente falsas para hablar de
"agresión comunista" aprueba explícitamente la guerra
intervencionista de los Estados Unidos en el Vietnam, condenada por
otras potencias protectoras de Berlín». Esa declaración provocó
una crítica muy violenta, porque se interpretó como una
manifestación de simpatía por el «atentado». El alcalde, para
contribuir a la «depuración» de la FU, entregó al rector, durante
una sesión del Curatorio, una lista de nombres de estudiantes vistos
en las manifestaciones, para que pudiera «ponerse en marcha la
jurisdicción disciplinaria de la universidad». En aquella misma
sesión el Curatorio retiró del presupuesto del estudiantado una
subvención de 47.700 DM, por «la difícil situación financiera
general». Esa explicación era inverosímil porque ese dinero se
imputaba a un fondo de reserva de la administración universitaria.
El AStA protesto sin resultado.
*Según
la legislación universitaria alemana, aprobada a raíz de la derrota
del nazismo, las asociaciones políticas estudiantiles tienen
reconocida por el estado una función de educación política, y son
estatalmente promovidas con medios económicos. Todas las
asociaciones de este tipo están incluidas bajo esa norma, incluso
las de los partidos políticos.
Durante la sesión del
senado académico del 19 de abril de 1967 el AStA organizó en el
mismo edificio una sesión informativa en la cual los estudiantes
discutieron puntos del orden del día del senado, más el problema de
la concentración de la prensa de Berlín y de su modo de informar,
así como la acción contra Humphrey. Se incluyeron además en el
orden del día de la reunión estudiantil la cuestión de la
disminución del presupuesto del estudiantado, la entrega de «listas.
negras» al rector, el cual,al aceptarlas, se convertía en
instrumento de las fuerzas que querían restablecer la calma y el
orden con medios cualesquiera -y eso representaba la renuncia a la
autonomía universitaria, tantas veces proclamada por él mismo-, el
examen de la promocionabilidad del SDS por el senado académico, la
jurisdicción disciplinaria, la cuestión de la reinscripción, que
habla producido una pugna entre el AStA y el rectorado, pues este,
sin avisar siquiera, había aumentado la penalidad por el retraso en
ese requisito administrativo de 5 a 20 DM, y el incidente, que se
preveía, de la prohibición de una reseña de un seminario. Desde
febrero de 1966, en efecto, aparecían en el FU-Spiegel reseñas de
clases magistrales y de otros actos docentes, en los cuales los
estudiantes examinaban críticamente los contenidos y los métodos de
la enseñanza. Se reseñó, entre otras cosas, un seminario del
catedrático de derecho político Fraenkel; se envió a éste una
copia de la reseña. Fraenkel interpuso entonces una moción dirigida
al senado académico, el cual la incluyó en el orden del día bajo
el rótulo de «Moción de un miembro del cuerpo docente para
conseguir protección contra los ataques de las publicaciones
estudiantiles». El profesor Fraenkel declaraba que su seminario era
un seminario de investigación, y que la reseña era
consiguientemente una intromisión en la libertad de la
investigación. El AStA no aceptó la oferta de compromiso del
profesor Fraenkel -no publicar la reseña y retirar él su moción-
porque estaba interesado en que se produjera una decisión del
senado, en que se publicara la reseña y en que se organizara una
discusión pública al respecto.
La reunión empezó con
varios informes y ponencias de discusión. Hacia las 21 se supo que
el senado académico había prohibido que se reseñaran «seminario~
de investigación». Durante una pausa de la discusión los
estudiantes se dirigieron al atrio del edificio Henry Ford; el senado
comunicó entonces al primer presidente del AStA que los estudiantes
tenían que volver inmediatamente al auditorium maximum bajo pena de
procedimiento disciplinario contra él. El presidente del AStA dio
por terminada la sesión oficial; los estudiantes reunidos eligieron
entonces -y ahora ya como asamblea autónoma de protesta- una nueva
mesa para dirigir la discusión y empezaron la segunda sentada de la
historia de la FU. Hacia las 23.30 apareció el rector, con algunos
senadores, ante la asamblea, y amenazó con llamar a la policía para
disolverla. Se le pidió que se quedara para participar en la
discusión, pero no contestó. Poco antes de medianoche penetraron
unos 50 policías en el edificio y conminaron a los estudiantes a que
abandonaran el atrio; los estudiantes se negaron y los policías
empezaron a acarrearlos fuera uno por uno. Como los estudiantes
opusieron una resistencia pasiva, la policía interrumpió su acción
a los pocos minutos. La asamblea se disolvió media hora más tarde,
tras haber limpiado el atrio. Al día siguiente el rector canceló el
contrato de los dos presidentes del AStA y el presidente de la
Convención como auxiliares estudiantiles, y comunicó a la opinión
pública que se iniciaban expedientes disciplinarios contra esos tres
y otro representante estudiantil más, así como contra un miembro
del SDS, por su participación en el sit-in.
La administración había
aferrado, como es habitual en ella, unos pocos estudiantes conocidos
para aislarlos y castigados ejemplarmente como «cabecillas». El
rector estaba dispuesto a dar pasos mucho más graves para terminar
con la agitación de los estudiantes; estaba dispuesto a proceder a
expulsiones en masa, a cerrar la universidad y a admitir el
nombramiento de un comisario estatal. El estudiantado se opuso a esa
reglamentación y violación de su autoadministración pronunciando
un voto de confianza en favor del AStA y de su política en una
asamblea general. El rector intentó influir en la formación de la
opinión de los estudiantes. Personalmente realizó un «viaje
electoral» por las aulas llamando a los estudiantes a votar contra
el AStA. En esa operación llegó a prometer que anularía los
expedientes disciplinarios contra los representantes estudiantiles si
los estudiantes votaban contra ellos. Este inequívoco abuso del
derecho disciplinario para el sucio cambalache político probó una
vez más la falta de sentido de aquel derecho, el cual,
evidentemente, no sirve más que para penar a los estudiantes que no
se sometan acríticamente a su universidad.
Otro participante en la
sentada, que no era estudiante, se vio penalizado por medio de la ley
sobre extranjeros. El jefe de policía comunicó al escritor Reinhard
Lettau, ciudadano norteamericano que había sostenido una aguda
polémica contra la policía y la prensa de Berlín, que su permiso
de residencia quedaba reducido por haber excitado contra la policía.
Pero la protesta en masa de científicos y artistas consiguió que se
retirara la orden de expulsión.
El 26 de mayo de 1967 la
representación estudiantil oficial, en la forma de una resolución
de la Convención, tomó por vez primera posición ante la guerra del
Vietnam. Por 31 votos a favor y 17 en contra la Convención condenó
«al gobierno de los Estados Unidos y a los gobiernos dependientes de
él por crímenes contra el pueblo del Vietnam y contra sus propios
pueblos», exigió la suspensión incondicional de los bombardeos de
Vietnam del Norte y la inmediata evacuación de Vietnam del Sur por
las tropas norteamericanas, viendo «en el FNL del Vietnam del Sur al
representante hoy más fidedigno de los intereses del pueblo
vietnamita ál sur de la línea de demarcación [...]».
A principios de mayo la
Comuna había distribuido varias octavillas firmadas SDS que
contenían insultos muy materiales dirigidos contra los gremios
académicos. La prensa les prestó un eco histérico, particularmente
a una octavilla que llamaba satíricamente a incendiar supermercados
para facilitar a los berlineses «la sensación del Vietnam». Aunque
la presidencia del SDS suspendió a los miembros de la Comuna -y los
expulsó más tarde- por su conducta arbitraria, no discutida en la
Liga, el senado académico nombró finalmente su comisión para
examinar de nuevo la promocionabilidad del SDS; a raíz del informe
de esta comisión, el senado académico abrió el 31 de mayo de 1967
el procedimiento de anulación de la promocionabilidad del SDS, pues,
según opinaba la comisión, las negativas acciones perturbadoras del
SDS pesan más que su aportación positiva a la formación política
de los estudiantes. La Convención protestó y convocó una acción
de protesta para el 3 de junio. El senador responsable del arte y la
ciencia revocó esa resolución, basándose en que existía el
peligro de que se perturbaran el acto de apertura de matrícula y la
sesión del senado que se celebrarían aquel día. Aunque el
presidente de la Convención consiguió que el tribunal
administrativo anulara la prohibición, no llegó a celebrarse la
asamblea de protesta.
EL 2 DE JUNIO DE 1967
La tarde del 10 de junio
de 1967 el AStA y la asociación «Amigos de la publicística»
celebraron una sesión informativa sobre Persia para posibilitar a
los estudiantes una discusión de la inminente visita del shah. Al
final de la sesión los estudiantes se manifestaron ante la misión
militar checoslovaca para protestar contra la amistosa recepción del
dictador persa en Praga.
El 2 de junio al
mediodía se reunieron ante el ayuntamiento manifestantes y curiosos
para saludar al shah. Un grupo de persas adictos al shah procedió
con porras y largos palos contra los estudiantes. La policía asistió
durante un rato inactiva a esos ataques, y luego hizo retroceder a
los persas del shah y procedió a detener a manifestantes contrarios
al shah Por la noche se manifestaron ante la Ópera de Berlín varios
miles de estudiantes contra el shah. Entonces se produjeron los
conocidos incidentes en el curso de los cuales, y aplicando el
«principio de la longaniza» del jefe superior de policía, los
guardias cortaron a los manifestantes toda retirada, tras de lo cual
centenares de policías apalearon a los manifestantes. Funcionarios
vestidos de paisano perseguían a los manifestantes que huían; uno
de éstos, el estudiante Benno Ohnesorg, fue muerto a tiros por el
policía Kurras en un aparcadero. Kurras fue más tarde declarado
inocente del homicidio preterintencional de que se le acusaba, a
pesar de que, o acaso porque, ni el tribunal ni la comisión
parlamentaria de investigación pudieron o quisieron aclarar cómo
había ocurrido el hecho.* En cambio, otro manifestante, Fritz
Teufel, pasó más de seis meses en prisión preventiva sobre la base
de las dudosas y contradictorias declaraciones -luego, como era de
prever, destruidas- de dos policías.
El hecho increíble de
la muerte a tiros de un manifestante y el modo cómo las instancias
estatales y universitarias se sustrajeron a su responsabilidad, el
cinismo con el cual el alcalde imputó la muerte del estudiante
Ohnesorg a sus compañeros, todo eso provocó en muchos estudiantes
una conmoción sin precedentes, además de un sentimiento de
impotencia. Los estudiantes tuvieron que comprender que en las
investigaciones que seguirían no se trataría de juzgar la operación
paramiliitar de la policía, manifiesta para cualquier espectador y
cuidadosamente planeada contra una minoría de manifestantes, sino
que serían juzgados «excesos individuales» de arribas partes. En
la prensa y en las declaraciones de los políticos los estudiantes,
que habían protestado con medios no violentos, se convertían en
terroristas y agresores culpables de los choques. Los estudiantes se
dieron cuenta de que la administración académica y el rector no
estaban dispuestos a defenderles de otras brutalidades futuras.
Cuando el 3 de junio por la mañana varios centenares de estudiantes
se reunieron ante el edificio Henry Ford, encontraron cerrada la FU.
Formaron una procesión fúnebre y se dirigieron al centro de la
ciudad. Unidades de la policía los rodearon y tras amenazarles con
la violencia, apelando a una prohibición general de manifestaciones
y reuniones, les obligaron a disolverse. También la tarde de aquel
día, cunando más de 6.000 estudiantes se reunieron en el campus de
la FU, acudieron nutridas fuerzas de policía cuyos oficiales
amenazaron con disolver violentamente la concentración. El decano de
la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales abrió su edificio a
los estudiantes, dándoles así la posibilidad de discutir la
situación en condiciones de relativa seguridad. La Convención
recogió en una resolución el resultado de los debates:
*
El autor entiende que en esas condiciones el tribunal podía
favorecer al homicida a lo sumo con una absolución por insuficiencia
de pruebas.
La Convención apela a
la universidad:
1. El
funcionamiento regular de la enseñanza se sustituye durante al menos
una semana, por los profesores y los alumnos, por discusiones acerca
de los temas siguientes:
a) los
acontecimientos de los últimos días;
b) la
ocultación de los hechos por los políticos, la policía y la
prensa, y la importancia de esta manipulación de la consciencia
pública;
e) el
estado de excepción que existe de hecho en Berlín, las tendencias a
suprimir burocráticamente la democracia y el terror ejercido por los
órganos legales del poder ejecutivo; .
d) las
posibilidades que tiene la universidad, como lugar de una ciencia que
se entiende políticamente, de intervenir de un modo políticamente
activo para restablecer, defender y desarrollar la democracia en
Berlín.
Durante una semana
estudiantes de la FU tomaron en sus manos el funcionamiento de casi
todas las facultades, probando que eran capaces y estaban deseosos de
hacer ciencia crítica, de discutir racionalmente los problemas, y
que no entendían su estudio en el sentido que impone la estructura
universitaria, en el sentido de una acumulación de saber factual. De
las discusiones de aquella semana surgió el plan de una reforma de
los estudios que la universidad no había sido capaz de intentar ella
misma y bajo su propia responsabilidad. Los estudiantes fundaron una
libre organización de los estudios, la universidad crítica, cuyas
tareas capitales fueron indicadas por los fundadores mediante tres
breves formulaciones:
1.
Crítica permanente de la enseñanza superior y reforma práctica de
los estudios.
2.
Difusión e intensificación de la praxis política, ya en centros
espontáneos de acción, ya en grupos políticos universitarios, ya
en la representación estudiantil, con la ayuda del análisis y la
crítica científicos.
3.
Preparación de los estudiantes para la praxis de la política
científica y social en sus futuras profesiones, y apoyo a la
intelectualidad crítica que actúa en esos campos profesionales.
A comienzos del semestre
de invierno de 1967-1968 la universidad crítica inauguró sus
trabajos con más de 30 círculos; más tarde el estudiantado de la
FU aprobó explícitamente, por voto de asamblea general, la
institución de esa organización.
Como la muerte de un
estudiante atrajo mucho la atención sobre Berlín, el senado de la
ciudad y la policía no pudieron seguir permitiéndose, por el
momento al menos, los métodos abiertamente brutales aplicados contra
la minoría de oposición. Tuvieron que autorizar manifestaciones y
limitaron el uso de las porras. Pero los tribunales berlineses
siguieron procediendo contra los manifestantes, lejos de toda
publicidad. Se inició una serie de procesos contra estudiantes en
los cuales el mero hecho de la detención bastó muchas veces como
prueba de la acusación. Contra otros estudiantes que habían
repartido octavillas en forma de una parodia de orden de detención
contra el fiscal general, la autoridad no se tomó siquiera la
molestia de iniciar un proceso: se les penó administrativamente con
tres meses de prisión sin fianza. En cambio, los persas al servicio
del shah fueron absueltos en su mayoría: sólo dos fueron condenados
por delito de lesiones, y no se dio curso a la denuncia contra ellos
por desórdenes públicos, presentada por la Unión Humanista.
El nuevo gobierno de
Berlín, destinado tal vez a representar para la galería una vuelta
a las costumbres democráticas, resultó ser de la misma calidad que
el anterior por lo que hace a la represión y la difamación de los
estudiantes; con lo que quedó claro que el anterior senado no tuvo
que dimitir por su comportamiento inauditamente antidemocrático,
sino a causa de luchas internas entre grupos del partido
socialdemócrata.
Category:
1968,
Freie Universitat,
Mayo 68,
SDS alemán
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